Potenciar el fútbol de cantera tiene unos riesgos permitidos por la Real Federación Española de Fútbol, que debería ser el órgano principal de protección a los clubes que miman su base. Es una de las sinrazones que tiene el fútbol.
El domingo, contra el Elche, un equipo cuajado de expertos con cierta edad, el Sporting no podrá contar con Canella, que quedará concentrado desde el jueves con la selección sub 21. Me alegro por el lavianés, porque es un chaval que merece triunfar. Tiene condiciones y carácter. Pero el Sporting, que es el que le paga, se queda sin su concurso en un partido al que ahora puede que no se le dé una gran importancia, pero en el recuento final puede tenerla. De momento, a Preciado le crea un problema para ubicar un sustituto. En la temporada pasada, el Castilla, con el descenso en juego, no pudo contar con cuatro jugadores básicos, por la cita de la selección correspondiente.
Visto el caso, parece que la propia Federación invita a la utilización de veteranos, más que a cuidar las categorías inferiores, al menos a clubes como el Sporting, que el domingo tiene competición.
¿Para qué sirve la cantera? Al Sporting, mantener toda la estructura de equipos filiales, con lo que ello conlleva, le cuesta todos los años del orden el millón de euros. Y todo, para que vengan los grandes, te sorprendan con apreturas económicas y te lleven los futuribles a precio de saldo. No hay más que recordar el caso Villa. Ahora dicen que con Míchel o con Canella no pasará, aunque habrá que analizar cuánto tiempo se podrá aguantar así. Y si hay un paréntesis de selecciones, como en Segunda no se interrumpe la Liga, si tienes un chaval como Canella, ya sabes que lo vas a perder cada vez que haya un partido de selección, sin interrupción en la Segunda.
La parte positiva es que el jugador se revaloriza, pero ahora lo que necesita el Sporting es sumar tres puntos el domingo. Y Canella es un jugador importante, sobre todo ahora, porque es el único jugador de la plantilla que no tiene un sustituto natural. Eso, a la Federación le importa poco. O nada. Tal vez porque ninguna cabeza pensante se paró a analizar qué pasaría si todos los clubes empiezan a descuidar sus canteras. De dónde iba a salir los chavales para las distintas selecciones, que, dicho sea de paso, son el orgullo del fútbol nacional, porque es donde más éxitos se consiguen.
Sin embargo, con casos como este, puede que no merezca la pena mirar tanto para la cantera. El Sporting, aunque Vega-Arango presuma del trabajo casero, este año apostó por la veteranía forastera. De once titulares, sólo tres pasaron por Mareo (Canella, Míchel y Pedro). Puede que sea la filosofía más acertada. Todo va en función de lo que digan los resultados. Al final, el balón siempre tiene la razón, aunque a los amantes del fútbol elaborado en casa nos guste más cuidar los productos propios.