Por María de Álvaro: Salir por Gijón está imposible. Salir por la noche, se entiende, a menos, claro, que uno (una en este caso) se pirre por las despedidas de solero, esa suerte de embrutecimiento colectivo en el que un sujeto paciente (el contrayente cualesquiera que sea su sexo) es disfrazado de algo ridículo mientras […]