Por Leticia Álvarez:
En México todo fluye. Ese es el lema de este viaje que lleva a una representación del Principado y a un grupo de periodistas de gira con la Orquesta Sinfónica del Principado. Como aquí no todo sale como allí, o eso es lo que nos creemos nosotros, tratamos de tragar con paciencia y tequila el caos que reina en este país. Después de Monterrey viajamos al DF. El desorden roza en la capital lo irreverente, pero como digo todo fluye y al final las cosas, mal que bien, van encajando. Uno de los temas del viaje es la publicidad. En México el Estado es paternal y se devana los sesos ideando eslóganes efectivos para que las madres lleven a los niños al pediatra o le den dosis de leche suficiente para crecer. En ocasiones los mensajes recuerdan a esos carteles que aún se conservan en las paredes de la Gota de Leche y en algunos centros de salud en los que se ruega a las madres que den sal yodada a sus hijos para evitar el bocio. La publicidad todavía tiene mucho de didáctica como sucedía en la posguerra española y de momento no espera mover pasiones. Salvo en alguna excepción. Hay un anuncio en las vallas publicitarias de todo el país que anima a las mujeres a ingerir antioxidantes en yogures para retrasar el envejecimiento. Dice: ‘Casada, todavía te ves chavita’. Algo así como espetarle a la potencial consumidora que aunque ya nadie va a mirar para ti no te desanimes aún estás de buen ver (si tomas nuestros lácteos, claro). A favor del anunciante diré que al menos es sincero. Bastante más que el que nos quiere vender las pestañas estratosféricas de Penélope Cruz.