Se acumulan nuevos datos que ponen en evidencia cómo la crisis económica afecta de distinta forma a Asturias que a España. En el pasado mes de julio la cifra de morosos se redujo en nuestra región en un 18,46%, mientras que a escala nacional lo hizo en un 1,26%. En el mes de junio ha repuntado la venta de vivienda nueva, cifrándose el incremento en Asturias en un 13,3%, muy superior al aumento del 4% que hubo en España. La caída de los precios fue en el último mes del 1,7% en Asturias, tres décimas más que en el resto del país. Menos insolventes, mayor dinamismo en el mercado de la vivienda y un acusado descenso de precios. Califico este último dato (caída del IPC) como positivo, a pesar de que hay gente que calienta la cabeza al personal con los terribles peligros de la deflación, porque deben de considerar que una escalada del precio del petróleo sería una excelente noticia. ¡Lo que hay que oír!

El domingo pasado comentábamos, desde estas líneas, que el paro se había reducido casi seis veces más en Asturias que en España, en el pasado mes, y que la caída del consumo en nuestra región era la menor del país; las previsiones de las instituciones financieras privadas apuntan a un balance anual en el que la pérdida de empleo en Asturias será la más baja de España, rondando la cifra del 1,4% de los puestos de trabajo en todo el año 2009. Decididamente, un cuadro regional diferencial.

Aunque desde el Principado se quiere ver tras este panorama la realidad de una economía más moderna y pujante que en otras comunidades autónomas, creo que la explicación va por otros derroteros muy distintos. De una forma rápida digamos que todas estas noticias positivas ponen de manifiesto que los rasgos que retardaban la expansión económica regional durante el ciclo de crecimiento (poca población juvenil, escasa inmigración, muchos pensionistas, moderado crecimiento de vivienda residencial) suponen una ventaja ante la brusca crisis económica, cuando toca deshacer posiciones: no hay muchos inmigrantes para engrosar la lista de paro, no hay tantos demandantes de primer empleo, ni la construcción genera tantos morosos. En cuanto al consumo, los jubilados compran igual que antes de la crisis.

Siendo realistas, lo que hay que concluir es que Asturias dispone, por ahora, de un colchón ante el deterioro de la actividad económica del que carecen en otras regiones. Es muy importante saber captar la coyuntura para acertar con lo que hay que hacer. Digo esto porque la vuelta de Alemania y Francia a la senda del crecimiento económico va a suponer un golpe definitivo a los planes de inversión pública a costa de aumentar el déficit público. No es viable seguir echando carbón a la caldera en contra del criterio de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el FMI, y la OCDE.

Hay que hacer otras políticas, aunque de momento se anuncian más dosis de lo mismo. Para el próximo mes, el Gobierno de Zapatero va a presentar el nuevo Fondo de Inversión Local, que dotado con 5.000 millones de euros, irá destinado a financiar proyectos en nuevas tecnologías, medio ambiente y protección social. La primera incongruencia consiste en considerar que los ayuntamientos son el instrumento adecuado para dinamizar proyectos en nuevas tecnologías o en medio ambiente. Una cosa es remozar calles, plazas y cementerios, que fue el destino de los 8.000 millones de euros del primer Fondo de Inversión Local, y otra optar por iniciativas mucho más complejas, como es la creación de empleo a través de las nuevas tecnologías. A lo mejor, de esta, aumenta aún más el número de funcionarios.

No hay previsión sobre los empleos que se crearán con el citado fondo, pero el déficit público a final de año estará por encima del 10% del PIB. Hablar de déficit es hablar de deuda, y hablar de deuda es hablar de pago de intereses, así que durante los próximos años una parte importante de nuestros impuestos irán destinados a algo tan improductivo como es el pago de intereses bancarios. A escala regional, tampoco hay ideas novedosas, y se trabaja en la aprobación de un plan de inversión municipal, a costa del Principado.

Ante este panorama, hay que afirmar que llegó el momento de pasar de proyectos cuantitativos a propuestas cualitativas. Más que la inversión empresarial, que en una crisis económica profunda tiene muchas veces como único destino reponer los stocks, lo que más asegura la salida de la recesión es el mantenimiento del consumo. Para ello nada mejor que defender el empleo, incentivando las iniciativas empresariales en función del empleo asociado. En esa dirección deberían ir los 5.000 millones de Zapatero y el plan municipal de Álvarez Areces. Crear empleo directamente, sin contar con las empresas, no es una opción estable, sólo sirve para maquillar las cifras del paro durante unos meses. Hay que hacer más con menos.

El Principado también debería aprovechar la coyuntura para replantearse el destino de sus recursos presupuestarios, porque las discusiones sobre el crecimiento o el decrecimiento de las cuentas regionales no pasan de ser un debate ocioso, que únicamente interesa a IU. La cuestión está en plantearse si los impuestos de los asturianos tienen un destino finalista: el gasto sanitario. No puede una región entera trabajar para pagar farmacia y médico, porque financiar gasto corriente no es una alternativa de progreso.