En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, Guillermo Martínez aprovechó la ocasión para decir que «no voy a continuar en la actividad política». La afirmación del consejero de Presidencia no causó sorpresa ya que el tiempo del Gobierno en funciones se agota y el equipo de Adrián Barbón tomará el relevo. Hay dos formas de seguir en la política institucional: formando parte de una candidatura electoral a los parlamentos o corporaciones municipales, o siendo elegido a dedo por un responsable político para formar parte de la Administración. En su trayectoria pública, Guillermo Martínez conoció las dos modalidades: fue director del Instituto Asturiano de la Juventud, por decisión del presidente Álvarez Areces, y consejero de Presidencia, nombrado por el presidente Javier Fernández, y desempeñó el cargo de alcalde de Siero, tras ser elegido concejal por el voto de los ciudadanos.
Las dos vías estaban ahora cerradas, ya que no participó en ninguna candidatura electoral –ni en los comicios del 28 de abril ni en los del 26 de mayo–, ni se integró en la corriente de renovación socialista que supuso el triunfo de Adrián Barbón en el último congreso de la FSA. Todos los miembros del actual Ejecutivo socialista estuvieron presentes en los actos del PSOE en las dos últimas campañas electorales, con la excepción del presidente del Principado y su consejero de Presidencia. De su actitud se desprendía que Guillermo Martínez no quería mantener vinculación con el equipo ganador de las elecciones autonómicas. Es probable que su voluntaria marginación del proceso de integración socialista, que abarca prácticamente a toda la organización (Fernando Lastra, uno de los dirigentes que más atacó al ‘sanchismo’, ya tiene el acta de senador), responda más a un sentimiento de lealtad debida que a insuperables discrepancias políticas.
Guillermo Martínez entró muy pronto en política de la mano de Antonio Trevín, una de las principales figuras del socialismo asturiano en las últimas décadas. Moderado, trabajador, discreto, conciliador. Si miro hacia atrás, veo a Guillermo Martínez en primera línea, dando la cara, tomando decisiones ante las grandes emergencias colectivas, como los devastadores incendios que asolaron Asturias durante los últimos años. Una labor impecable. Fue un excelente colaborador dentro de un gobierno de perfil bajo. Como de todos es sabido, los perfiles gubernamentales no son cincelados por los consejeros.