Continúan las maniobras para alcanzar pactos de investidura. Como el 26 de mayo no hubo elecciones autonómicas en Andalucía, Cataluña, Valencia, País Vasco y Galicia, todo lo relacionado con la Comunidad Autónoma de Madrid cobra una especial importancia ya que es con mucho la región más poblada entre las que celebraron comicios. Las dificultades para el acuerdo en Madrid se producen entre los tres grupos de la derecha, pero son problemas de forma o de protocolo, ya que PP, Ciudadanos y Vox están de acuerdo en impedir que la izquierda llegue al poder. Ciudadanos quiere mantener la ficción de dejar a Vox fuera del pacto y el partido de Abascal exige formar parte del gobierno autónomo, porque tiene la impresión de que en Andalucía no sacaron todo el rendimiento posible a sus doce escaños. A partir de ahí se llegará a una fórmula intermedia, participando en la nueva Administración sin que tenga que ser como titulares de consejerías. Veremos.
En las negociaciones sobre la formación del Gobierno de la Nación el punto crítico está en el papel de Podemos. El partido morado es el único de los grandes grupos que acepta apoyar la investidura de Pedro Sánchez. PP y Ciudadanos hacen suya la tesis del «no es no» que hace tres años acuñó el líder socialista. Ahora solo falta que Pablo Casado o Albert Rivera ensayen una pose interesante para adornarse con aquella frase que decían los socialistas a Rajoy en 2016: «Qué parte del no es la que no ha comprendido». Es evidente que el ‘no’ carece de partes y que ambos líderes cometen un error estratégico que va a tener una importancia capital en el curso que tome la legislatura.
Tras reunirse, Sánchez e Iglesias acordaron propugnar un «gobierno de cooperación» o «gobierno conjunto». ¿Hay gobiernos que son de entorpecer o estorbar? ¿Sabe alguien de la existencia de gobiernos disjuntos? La propuesta de los dos líderes no es fácil de trasladar a la opinión pública. Adriana Lastra lo intentó sin mucho éxito, diciendo que un gobierno de cooperación es algo abierto, plural, integrador, incluyente. Pues bien, un gobierno de coalición, por ejemplo, PSOE-Podemos, es también algo abierto, plural, integrador e incluyente. Ante los micrófonos, Pablo Iglesias utilizó la vía tautológica para salir del callejón sin salida, «un gobierno de cooperación es un gobierno de cooperación». Concluyo. Prefiero el dogma del «no es no», porque, por ahora, no entiendo ni la más mínima parte del gobierno de cooperación o gobierno conjunto.