Zapatero y Javier Fernández siempre tuvieron muy buena relación, pese a que ZP siempre fue un posmoderno y Fernández tiene, como todo el mundo sabe, hechuras más bien de clásico. Recuerdo el congreso de la FSA, noviembre del año 2000, en que Javier Fernández salió elegido secretario general. La organización estaba dividida en dos, los renovadores, representados por Álvaro Álvarez y liderados por Álvarez Areces, y los oficialistas, representados por Javier Fernández y liderados por José Ángel Fernández Villa. Pues bien, los renovadores, en un ejercicio de ingenuidad supremo, creían que el máximo líder de los socialistas, a la sazón Rodríguez Zapatero, les iba a apoyar frente al SOMA y a Javier Fernández. Ocurrió justo lo contrario. En aquel pulso tuvieron un papel destacado algunos dirigentes de UGT, ahora retirados. A lo que iba. Zapatero y Fernández hicieron buenas migas en el Congreso de los Diputados bajo la tutela de Rubalcaba, recientemente fallecido y citado varias veces en los discursos ayer pronunciados. Cuando un grupo de amigos coincide en un acto público no se repara en excesos. Pepe Álvarez dijo que Rodríguez Zapatero había sido el mejor presidente de la historia de España. Todos oímos muchos juicios sobre Zapatero, pero yo nunca había escuchado tamaña hipertrofia. Qué presidentes más anodinos tuvimos que tener para que Zapatero sea el más sobresaliente. El expresidente no se quedó corto a la hora de devolver el cumplido y al referirse a la UGT dijo que tenía más títulos que el Real Madrid y el Barcelona. Cuando tocó ensalzar a Javier Fernández, Zapatero advirtió a Adrián Barbón de que le había puesto el listón muy alto. Acto entrañable con discursos amables entre amigos de la tercera edad. Otro día hablaremos de la realidad.