Los primeros contactos entre PSOE e IU para negociar un futuro gobierno de coalición han provocado una dura respuesta del PP, al anunciar el abandono de la ponencia que estudia la reforma del Estatuto de Autonomía. Si la izquierda se une, la derecha bloquea el nuevo Estatuto.
En el congreso de la FSA del pasado mes de julio, tanto Javier Fernández como José Blanco dijeron explícitamente que pretendían abrir un nuevo proceso de negociación con IU para asegurar la gobernabilidad de la región. Aunque el enunciado era genérico, la interpretación resultaba unívoca: negociar con IU la formación de un gobierno de coalición tras el fracaso del principio de legislatura. El PP no dijo nada. Hace unos días, en el pleno del Día de Asturias en la Junta General, el portavoz popular, Joaquín Aréstegui, volvió a reiterar que, como fuerza responsable, el PP quería sacar la reforma del Estatuto con el PSOE. Nada hacía pensar un cambio tan brusco de estrategia.
Ovidio Sánchez calificó de «indecoroso» el inicio de los contactos entre PSOE e IU sin haber cerrado antes el Estatuto. El líder del PP criticó el juego a dos bandas de los socialistas y pidió garantías de que el pacto de la izquierda no interfiera en el Estatuto. ¿Qué decir de todo ello?
La primera constatación es elemental: el PP ha logrado meter presión al PSOE, por primera vez en lo que va de mandato. La reforma del Estatuto es un juego entre dos fuerzas, del que IU se ha autoexcluido con su proyecto de aprobar un ‘Estatuto a la catalana’, pero la iniciativa parlamentaria, la orientación y la sustancia del texto, así como el momento escogido para la reforma, venían marcados por los socialistas. En el corto plazo, el bloqueo daña al PSOE. Para la opinión pública es difícil disociar dos operaciones -reforma del Estatuto y negociación del Gobierno de coalición- que se producen a la vez.
Argumentos endebles
Si se profundiza en el asunto, se puede comprobar que los argumentos del PP son muy endebles. En ninguna comunidad autónoma se relacionó la composición del Gobierno con la reforma del Estatuto. En el mapa autonómico, el PP apoyó unos cambios estatutarios y se opuso a otros con independencia de la relación que mantiene con los ejecutivos regionales. No hay relación posible entre Estatuto y Gobierno. La pretendida gestión sesgada del Estatuto por parte de un futuro gobierno de izquierdas resulta vacía de contenido, ya que no tiene ninguna herramienta para llevarla a cabo. En ninguna comunidad autónoma se introdujo el debate de la gestión de izquierdas o de derechas de los estatutos. ¿Qué mueve al PP a actuar así?
Los socialistas se acogen al único punto de discrepancia en la ponencia del Estatuto -la capitalidad de Oviedo- para decir que todo se debe a las influencias de Gabino de Lorenzo. El PP pide que el Estatuto reconozca una compensación económica para Oviedo por soportar las cargas de ser capital y los socialistas se niegan en redondo. La cercanía del congreso regional del PP obliga a Ovidio Sánchez a cuidar la alianza de De Lorenzo, y por eso presiona con bloquear el Estatuto. Puede ser, pero no creo esa interpretación.
Dentro del PP no hay una posición mayoritaria sobre dar compensaciones económicas a Oviedo. Pilar Fernández Pardo no podría quedar callada ante un asunto así, porque supone una ofensa para el resto de la región, empezando por Gijón. Oviedo es la urbe con una economía más dinámica porque se beneficia de la capitalidad. En vez de ser una carga, es una ventaja. Lo que plantea el grupo parlamentario del PP es un auténtico disparate, porque Oviedo lleva doce siglos con el traje de capital, así que no necesita ninguna ayuda. Si todo el PP acaba aceptando que Asturias tiene que pagarle una renta a Oviedo, el propio partido correrá el riesgo de convertirse en una formación localista con el escudo de la capital como emblema
Creo que la estrategia de Ovidio Sánchez es la inversa: utiliza el Estatuto para incidir en lo que le importa, la formación del Gobierno.
El PP salvó las iniciativas parlamentarias del Ejecutivo regional en el presente año, y consensuó con gran celeridad la reforma del Estatuto con el PSOE. En este escenario, la negociación de los próximos presupuestos del Principado para 2009 resultaba la secuencia lógica, cosa que no veía con malos ojos algún líder del Partido Socialista, como hizo constar desde la tribuna en el congreso de la FSA. Por extraño que parezca, el grupo popular permitía la ilusión de hacer viable un gobierno en teórica minoría parlamentaria.
IU, única salida
El problema de esta estrategia es que el PP puede ser un aliado coyuntural, pero no tiene sentido que prolongue la ayuda al Gobierno a lo largo de la legislatura. Es como en el chiste de la linterna: una vez que sube (el Gobierno) por el rayo de luz, la apaga (el PP) y los socialistas se rompen las dos piernas. La alianza para los presupuestos del PP con el PSOE volaría definitivamente todos los puentes entre el PSOE e IU, y pondría en peligro la segunda parte de la legislatura. Dicho de otra manera: el PP podía garantizar la estabilidad del Gobierno regional a corto plazo, pero a medio plazo la única salida está en IU.
Para Ovidio Sánchez, la entrada de IU en el Gobierno supone volver al escenario de la anterior legislatura, que le fue muy adverso, mientras que la dinámica de los pactos puntuales entre los dos grandes partidos le da un mayor protagonismo, gana tiempo para construir una alternativa y le hace sintonizar con los intereses de los agentes sociales. No estoy pensando en los sindicatos.