Fernando Lastra manda un mensaje a IU: las dos fuerzas de izquierda deben negociar, dejando el Estatuto de Autonomía al margen. La pretensión de meter la reforma estatutaria dentro del pacto de gobierno es impracticable, porque para cambiar el Estatuto hacen falta veintisiete escaños, y entre el PSOE e IU sólo suman veinticinco. IU puede completar mayorías de gobierno (veintitrés escaños), pero no tiene en su mano la posibilidad de cambiar el Estatuto. Las mayorías cualificadas (tres quintos de la Cámara) obligan a acuerdos entre PSOE y PP. La aritmética anula la retórica.
Mientras la reforma del Estatuto de Autonomía ha entrado en un impasse, el Ayuntamiento de Oviedo levanta la voz en demanda de sus intereses. Isabel Pérez Espinosa, concejala ovetense del PP, volvió a exigir una ley de capitalidad, advirtiendo de que no lo hace por intereses económicos. ¿Y para qué quiere el Ayuntamiento de Oviedo una ley de capitalidad si no es para obtener una renta económica del resto de la región? En los prolegómenos de la reforma estatutaria, se alzaron voces pidiendo la participación de los ayuntamientos en el nuevo Estatuto. Al final, imperó la cordura y los ayuntamientos quedaron al margen, obteniendo como consuelo un fondo para financiar sus servicios. Ese comportamiento general tiene una excepción: el Ayuntamiento de Oviedo. La única demanda municipal que interfiere la reforma del Estatuto la va a realizar el municipio que disfruta de una situación más ventajosa dentro de la comunidad autónoma. Resulta un esperpento que haya un acuerdo total entre los dos grandes partidos sobre el Estatuto, menos en el asunto de la ley de capitalidad que reclama Gabino y asume Ovidio Sánchez. Deben ir los dirigentes regionales del PP a Gijón, Avilés, Siero, Mieres o Langreo, para decir que están negociando un cambio en el Estatuto con el objeto de que la comunidad autónoma le dé más dinero a Oviedo.
Hasta que no pase el Congreso del PP regional será difícil avanzar en la reforma del Estatuto. Una de las constantes de la vida pública asturiana es que las razones internas de los partidos se imponen a los intereses de la región. De todo lo que hay ahora en juego, lo único realmente importante es que haya unos nuevos presupuestos. En eso hay que concentrarse.