Javier Fernández ha declarado que los socialistas e IU retomarán oficialmente las negociaciones después del debate sobre el estado de la región que se celebrará esta semana. Las intervenciones del presidente Areces y de los portavoces del PSOE e IU permitirán ver los escollos que tendrá que salvar la negociación y el grado de cercanía que hay entre ambas fuerzas.

Las futuras conversaciones estarán muy influidas por lo que ha pasado al principio de legislatura cuando la negociación se saldó con un estruendoso fracaso. IU había encarecido el pacto durante la campaña electoral poniendo vetos sobre algunos asuntos y elevando sus exigencias, para quedar atrapada al final en la red de las promesas y los desafíos imposibles de cumplir. Dado la escasa experiencia que hay en Asturias de pactar gobiernos de coalición no se puede llegar a un acuerdo a partir de una serie de reuniones de diez o doce personas en torno a una mesa. El pacto de la Constitución fue cosa de Abril Martorell y Alfonso Guerra, aunque al pie del acuerdo hubiera muchas más firmas. La negociación va a ser más rápida que en la anterior ocasión, con menos interlocutores y sin órdagos de cara al público.

IU no quiere estar al frente de la consejería de Justicia, como en la anterior legislatura, y no es descabellada esa demanda. Los dirigentes de IU renuncian también a ocupar la consejería de Medio Ambiente, en un acto de inteligencia para evitar el choque frontal en asuntos como la incineradora de Serín y el embalse de Caleao, a los que se oponen frontalmente. La Consejería de Bienestar Social, en la que realizó un excelente trabajo Laura González, es una de las aspiraciones de IU. El otro departamento que ambicionan es el de Sanidad, aunque no va a ser fácil para el PSOE ceder esa consejería. No obstante, la mayor dificultad para el acuerdo no está en el reparto de consejerías ni en el programa de gobierno (en esto último nunca estuvo), sino en la cohesión de IU. La jerarquía de Javier Fernández en el grupo socialista les permite actuar con una sola voz, mientras que en IU hay un conjunto de matices, cuando no de abiertas discrepancias. Pactar un gobierno no es un paso fácil y mucho menos cuando hay que estar más pendiente de las reacciones internas que de la respuesta de la sociedad.