La dirección de la Federación Socialista Asturiana asegura que el inicio de las conversaciones con IU para intentar llegar a un pacto de gobierno es inminente. El asunto se quiere dejar cerrado durante el próximo mes porque en noviembre llega a la Junta General del Principado el proyecto de los presupuestos y no debe haber incertidumbres sobre el respaldo parlamentario a las cuentas del año 2009. Los socialistas piensan que la crisis económica aumenta la responsabilidad de los grupos políticos, así que deben quedar orillados los pulsos partidarios, para pensar todos en arrimar el hombro ante el declive económico.
El debate sobre el estado de la región ha servido, según Jesús Iglesias, para comprobar que hay bases para el acuerdo con los socialistas. Tiene razón el coordinador general de Izquierda Unida, ya que de las 18 propuestas presentadas al pleno del Parlamento regional por su fuerza política, fueron aprobadas 15. PSOE e IU están dispuestos a converger, lo que se demuestra votando juntos las propuestas y rechazando unidos el grueso de las iniciativas del Partido Popular. Por ahí empieza a fraguarse la coalición de gobierno.
Todo el debate de la región estuvo condicionado por las negociaciones de gobierno. El PP evitó la estrategia de la confrontación radical con el presidente Areces para ofrecerse como aliado ante la crisis. El mensaje subliminal de Ovidio Sánchez fue muy inteligente: si los socialistas quieren quedar rehenes de IU es por su propia voluntad. Jesús Iglesias no sacó a relucir los asuntos concretos que le separan del PSOE (incineradora de Serín, embalse de Caleao, oficialidad de la llingua) porque sabe que la época de negociar estableciendo vetos ya ha pasado. Por su parte, el presidente del Principado estuvo conciliador y señaló que la máxima urgencia estriba en aprobar los presupuestos de 2009, que es una forma de reclamar la unidad y olvidar las diferencias.
Si la prioridad son las cuentas del próximo ejercicio podría establecerse una negociación presupuestaria con IU, pero por esa vía únicamente obtendría ventajas el PSOE. La experiencia enseña que hay varias formas de dar estabilidad parlamentaria, pero Izquierda Unida no baraja otra fórmula que la entrada en un gobierno de coalición. No le falta razón: si se trata de compartir las cargas, no hay razón para no repartir los beneficios.