La propuesta del Gobierno central sobre un gran pacto en la sanidad para asegurar la sostenibilidad del sistema de salud ha sido muy bien recibida por el Principado que espera por esa vía una solución estable a los problemas. Mientras tanto, el gasto en medicinas sigue subiendo y el Principado prepara campañas de concienciación entre los usuarios.
En la II Conferencia de Presidentes, Zapatero tuvo una postura muy generosa cuando entregó a las comunidades 5.000 millones para que taparan los agujeros presupuestarios de la sanidad. Les dio el dinero sin pedirles nada a cambio, como el padre que da unos billetes a su hijo para que siga gastando. A los dos años, todos los ejecutivos autonómicos estaban ya, otra vez, con grandes déficits. La idea de un pacto de Estado sobre la sanidad genera expectativas en las regiones, porque, hasta la fecha, la dinámica de estas magnas reuniones consiste en valorar las necesidades de las comunidades para solucionarlas con cargo a la Hacienda estatal. Se ha dicho, repetidamente, que el nuevo sistema de financiación autonómica fue exigido por las comunidades para contar con más ingresos para cubrir el gasto sanitario. El Gobierno transfirió un volumen de recursos enorme sin poner en manos de las regiones nuevas competencias. Ahora, cuando los ejecutivos autónomos van a contar con un 17% más de la recaudación total del IRPF, un 15% más en IVA y un 18% en Impuestos Especiales, no pueden pretender que el pacto de Estado sobre la sanidad conlleve un desembolso más del Gobierno.
Hay algunos problemas de la sanidad que para arreglarlos hace falta el protagonismo del Gobierno central, como el sistema de aprovisionamiento de fármacos. Cada región por su cuenta no puede negociar en pie de igualdad con la industria farmacéutica. Hay otras cuestiones que mejorarían con la intervención del Estado, como la fijación de niveles salariales y movilidad del personal. También la racionalidad de la red hospitalaria, con centros de referencia y actuaciones suprarregionales, podría ser mucho más flexible y productiva con la dirección del Gobierno central: no hace falta que La Rioja, al lado de Navarra y País Vasco, tenga una red sanitaria con todas las prestaciones. Llegados a este punto surge la pregunta: ¿No mejoraría la sanidad si retornara a manos del Estado?