Zapatero anuncia una subida de impuestos limitada y temporal. El presidente ha asegurado que el Gobierno evitará dañar la actividad de las empresas y el trabajo. Junto al adelanto sobre el alza de tributos, Zapatero anunció algunos retoques en el gasto, como el fin de la devolución de 400 euros a los contribuyentes, una medida que justificó por el cambio de la coyuntura económica, ya que el ‘regalo’ de Hacienda se había decidido cuando la inflación estaba en el 5,5% y el euribor se había disparado. Me parece que en aquella época (primeros meses de 2008) el consumo tenía mucha más pujanza que ahora, así que la verdadera razón fue otra: se anunciaron los 400 euros para ganar las elecciones generales.
La táctica de los globos sonda, utilizada por el Gobierno y la dirección del Partido Socialista con la política tributaria, ha terminado con el anuncio de la subida de impuestos. Bien es cierto que el presidente dejó en una nebulosa las figuras impositivas cuyos gravámenes va a modificar, aunque dijo que las empresas y el trabajo quedarían al margen de los cambios. En puridad, toda elevación de tributos afecta a las empresas, aunque se mantenga inamovible el Impuesto de Sociedades. Verbigracia: un incremento del IVA, al incidir en el consumo, influye en las ventas de las empresas, y en las contrataciones que se hagan de trabajadores. Un incremento significativo del IRPF puede conllevar una desincentivación del trabajo y de la inversión. En la actividad económica todos los procesos están conectados y no hay ningún cambio tributario que sea neutral.
Zapatero habla de una subida de impuestos limitada y temporal, dando a entender que el incremento de los tipos impositivos será pequeño y que al pasar la crisis económica procederá a una bajada de tributos. Se sabe cuándo y cuánto se suben los impuestos, pero es imposible conocer cuándo ni cuánto se van a bajar. Es probable que la crisis económica sea más larga que la presidencia de Zapatero. Lo único cierto es que todo un largo ciclo de bajada de tributos, iniciado por Aznar y prolongado por Zapatero, llega a su fin, aunque ya hace unos meses conocimos el primer incremento del gravamen de los impuestos especiales. Es una pena que antes de recurrir a la subida de impuestos no se haga un ajuste racional del gasto, empezando por el ‘cheque-bebé’, que Zapatero va a mantener.