Cuando todo parecía ir de la mejor manera posible, marcando en el primer minuto de juego, continuando así una buena racha a la que ya nos habíamos acostumbrado, volvieron los despistes defensivos, que, ante el Almería, no fueron a balón parado, como había venido sucediendo en los primeros partidos de esta temporada, sino en jugadas de ataque del equipo rival.
Fue el tanto que supuso el empate para el Almería resultó helador. Se puede decir que el atacante del equipo andaluz no sólo remató a placer, sino que además se le permitió pensarse la jugada sin que nadie le obstaculizase. No fue un lance en el que se produjo el remate tan pronto le llegó el balón, sino que además dispuso de tiempo para colocar el esférico a su gusto. Es lamentable que la defensa se quedase estática sin que ningún efectivo azul tratase al menos de estorbarle a la hora de chutar. Poco después, llegó el gol de la remontada visitante, eso sí, de bella factura.
Aun así, quedaban muchos minutos por delante para encarrilar el partido. Pero el Oviedo no supo rehacerse en el tiempo del que dispuso hasta el descanso. Cabía soñar con que hubiese una reacción en la segunda parte, con que se saliese al campo con el mismo ímpetu que al inicio del partido.
Desdichadamente, no fue así, los jugadores almerienses supieron neutralizar los ataques del Oviedo, si bien es cierto que no se lo pusimos demasiado difícil.
Pues eso: volvemos a las andadas, a tener pájaras que nos cuestan goles y puntos, a mostrar una falta de claridad de ideas para remontar un partido que se nos tuerce.
En efecto, ya no nos meten goles en los saques de esquina, ya no dejamos rematar a placer en esas jugadas. Pero falta el siguiente paso: el de estar concentrados cuando el rival llega a las inmediaciones de nuestra portería. Lo mínimo que cabe esperar es que no dejemos el terreno expedito a los rematadores contrarios.
Cierto es que, entre las lesiones y los partidos de sanción, el míster tuvo que recomponer el equipo, sobre todo, en la parte defensiva. Sin embargo, creo que eso no es excusa para cometer despistes tan garrafales como los que hubo ante el Almería.
Por otro lado, no es fácil de entender que, con el resultado en contra, jugásemos con un solo delantero, hasta que se hicieron los cambios, que, siguiendo la norma de la casa, fueron bastante tardíos. Apuntó buenos detalles en los minutos que se le dieron Omar Ramos. Por lo demás, hora va siendo ya de poner fin a que determinadas faltas de concentración nos lleven a seguir sumando y sufriendo derrotas.