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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

CUANDO LAS BARBAS…

De todo se puede sacar conclusiones y en este caso también se pueden sacar, respecto a la educación, de la reciente intervención financiera de varios gobiernos occidentales en la economía para salvar la crisis financiera del desastre.

Como es sabido el liberalismo económico deja a los mercados a su libre albedrío porque ellos solos se autorregulan y son soberanos, pero dado el fracaso de este sistema, los gobiernos y bancos han tenido que intervenir contra esos principios para frenar el desastre que se avecinaba. Me alegro de lo ocurrido porque no se puede dejar en manos de ciertas personas asuntos tan serios, ya que siempre hay personas avariciosas y sin escrúpulos que no les importa que los demás se hundan con tal de salvarse y enriquecerse ellos. No soy experto analista financiero pero no me hace falta para sacar la conclusión que aquí pretendo. Y es que tiene que haber siempre una autoridad que controle para que una minoría no perjudique seriamente a otros ciudadanos decentes que se rigen por el libro de las normas sociales de la honradez y la justicia.

Permítaseme que por extrapolación me refiera a la familia y a la escuela. Tiempos vendrán, y no están aún muy lejos, en que las autoridades estatales, familiares, escolares, etc. tengan plena conciencia de que no se puede permitir que los hijos se dejen llevar de sus caprichos y hagan lo que les venga en gana, de que hay que intervenir con autoridad en la familia y escuela para evitar ciertos desastres personales y familiares. Permitir que los hijos y alumnos hagan lo que les apetezca, se dejen llevar de sus impulsos personales más primarios y de la falta de responsabilidad conduce a un fracaso cantado de la educación familiar y escolar y por extensión de otros ámbitos de la ciudadanía. Una cosa es practicar un exceso de autoridad, una injerencia asfixiante que coarte seriamente la libertad del individuo y su autonomía y otra permitir que esos ciudadanos menores se salten los límites y perjudiquen el interés de los otros miembros de la familia, la comunidad educativa y la comunidad social en general.

Los padres y los profesores deben intervenir para frenar comportamientos abusivos de algunos miembros de esas comunidades so pena de llegar, como en la economía, a poner en peligro su propio equilibrio y la convivencia, por exceso de permisividad. Intervencionismo ¡no! Intervención de la autoridad ¡sí!. Es un acto de responsabilidad. Claro que, puestos a hablar, también esto es aplicable a otros niveles y ámbitos sociales de plena actualidad. ¿A que ustedes me entienden?

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Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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