Entre el fracaso de las últimas leyes de educación en fomentar satisfactoriamente que los niños comprendan y razonen, más los métodos de aprendizaje de los libros de texto actuales que no logran el éxito del niño en razonar y relacionar conocimientos, más la falta de preparación pedagógica de (algunos) profesores para enseñar a sus alumnos a comprender, más el aumento de casos de deficit de atención e hiperactividad de muchos niños, estamos haciendo en educación un pan como unas tortas.
Un desastre del que se salvan algunos pero otros muchísimos sucumben y pasan por sus estudios sin enterarse bien de lo que estudian ni aprenden a expresarse oralmente y por escrito, ni aprenden métodos de estudio para asimilar los contenidos y poder trasladar esas habilidades a su vida. Es ingente el número de niños fracasados a quienes sus padres proporcionan clases particulares, sin resolver con ello el grave problema de comprensión que tienen, además de agotarles y hacerles odiar el aprender.
Con los métodos actuales muchos niños leen sin comprender de forma suficiente el vocabulario de los textos, no aprenden a expresarse bien porque no practican la redacción suficientemente y además muchos tienen que aprender de memoria aquello que no entienden.
Una de dos o las autoridades se proponen en serio que todos los profesores, al menos de primaria, aprendan a formarles en la comprensión lectora, en la expresión oral y escrita y en la automatización del cálculo o el resultado promete ser demoledor en poco tiempo en cuanto al número de alumnos afectados. Pasar por la escuela sin asegurarse de que un niño entienda bien lo que estudia y sin asegurarse de que es capaz de expresar con sus propias palabras lo estudiado es asegurarse el fracaso no sólo en los estudios sino en no poder aplicar esas habilidades a su vida en el futuro.
Dejar que un niño llegue a secundaria sin dominar estos repertorios básicos es condenarlo a que fracase también en secundaria y luego tener que optar por la promoción casi automática aunque no haya superado los niveles básicos. Para completar el panorama pesimista baste con añadir lo que viene de los niños, a saber el escaso nivel de atención que presentan y podremos hacernos cargo de lo que nos espera. Un escándalo y una licencia que no podemos permitirnos en esta calificada como la sociedad del conocimiento, del valor añadido y de la inteligencia innovadora. Espero que nadie se me pique.