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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

¿ESTRÉS POSTVACACIONAL?

Llega el llamado y manido “estrés postvacacional”. Es curioso, pero sólo se habla de este tipo de estrés a finales de agosto, aunque no todo el mundo coja sus vacaciones ese mes. ¿Por qué se suele hablar de esto en estas fechas? Porque coincide que ese mes es casi muerto para muchas actividades comerciales y empresariales, políticas y administrativas. Muchas tareas se paran y comienzan de nuevo a activarse en septiembre a toda máquina. Es el estrés postvacacional o lo que es lo mismo la sensación de tensión que experimentamos casi todos, en especial los que vuelven de vacaciones, al incorporarnos al ajetreo la vida socioeconómicoempresarialescolar. Es un cambio el que experimentamos y cada vez que experimentamos un cambio en nuestra forma de vida y con ello unas nuevas demandas se requiere un proceso de readaptación mental, conductual y fisiológica y nuestro organismo lo acusa. Acusa la tensión o estrés que ello produce. Por lo que no es de extrañar que el organismo proteste a través de síntomas como la alteración del sueño, del humor volviéndonos unos dias algo más irritables, el cansancio, dolores de cabeza, cierto embotamiento, menor rendimiento e incluso malestar psicológico que nos dura unos dias. Es normal que esa adaptación al ajetreo nos altere. No hay que asustarse pues pasa en pocos dias, según la resistencia de cada uno y de cómo nos tomemos las cosas y el trabajo. Algunos le dan mucha importancia a estas reacciones, cuando son naturales y esperables. Tanto que algunos en lugar de llamarlo “estrés postvacacional” lo llaman “síndrome postvacacional” exageradamente, pues al hablar de síndrome estaríamos hablando de un trastorno y la cosa no da, de verdad, para tanto. Solo podría considerarse trastorno si ese estado persiste dos o tres meses. En ese caso no es una broma ya y debería tratarse. Lo pueden padecer con más probabilidad esas personas que ya antes de agosto estaban muy estresadas, sobrecargadas o deprimidas o las que tienen que trabajar en algo que odian o en ambientes nefastos. ¿Qué hacer para que tal estrés no nos envuelva? Para los que regresan de vacaciones llegar un dia antes para aterrizar con un poco más calma. Una vez dentro del ajetreo del trabajo y demás tareas lo que se debe hacer es un  aterrizaje mental un poco más suave que lo que las circunstancias nos demandan, sin darse atracones. Ir dosificando los primeros días el afrontamiento de los problemas. Tratar de descansar todos los días haciendo alguna actividad que nos agrade, como es ver a amigos, hacer algo de ejercicio, procurar darle un poco más tiempo al descanso y al sueño, hacer unos minutos de relajación los primeros días, evitar caer en la tentación de quejarse todo el tiempo de cómo está la vida y tomarse las cosas con cierto sentido del humor o al menos no hacer tragedia de donde no la hay. Los que no tienen trabajo pensar que lo tendrán si persisten y los que lo tienen sentirse satisfechos de tenerlo porque asegura su supervivencia. Pensar en lo bueno que a pesar de todo tenemos para frenar que la atención se vaya a lo negativo que nos rodeas o no invade. Hacer las cosas un poco más despacio, sin apresurarse y abarcar menos. Las cosas unas después de otras en lugar de tratar de estar al mismo tiempo en varios frentes. Todo lo cual es válido, por cierto, para empezar septiembre y ¡cualquier día del año!

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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