Tengo un amigo médico generalista que dice que un porcentaje muy elevado de sus pacientes presentan cuadros de ansiedad y depresión derivados, sobre todo, de conflictos y enfrentamientos frecuentes en las relaciones familiares.
Lo comparto. Las relaciones familiares con frecuencia son fuente de tensión, a veces justificada y a veces no tanto, derivada de falta de paciencia, de comprensión pero también de firmeza en la defensa del sentido común, del respeto y de la justicia.
Parece que en la familia vale todo y que se puede uno dejar llevar de los impulsos que nos surgen ante las diferencias o desacuerdos, pues para eso somos familia. No vale. Precisamente en la familia sería donde habría que hacer mayor esfuerzo por no enturbiar las relaciones pues al fin y al cabo somos los que debemos apoyarnos llegados los momentos de dificultades y problemas.
Es fácil dejarse llevar de nuestro estado emocional pero a veces las palabras y los comportamientos no debidamente controlados dan lugar a serios conflictos, algunos de los cuales dejan huella, en ocasiones indelebles.
Hay que tener mucha paciencia unos con otros y callar, si por hablar o por expresarse indebidamente en el tono y en las formas, se garantizan los conflictos.
El interés egoísta debería dejarse mas bien para los que no tienen lazos con nosotros.
De todas formas esto no es nada nuevo. Dice la Biblia que Caín mató a su hermano Abel con una quijada de burro… Una pena.
Comentario al margen: Si hubiera matado antes al burro hoy le caería un buen castigo tal como van las cosas con los animales.