Se ha extendido tanto el Alzheimer y la demencia y se han hecho tan populares por sus indeseables efectos que muchos ciudadanos, cuando empiezan a tener fallos de memoria, despistes y olvidos, aunque tengan cuarenta y tantos años y más aún si su edad ronda los sesenta, comienzan a sentirse preocupados por si ello indica que se encuentran camino de esa terrible enfermedad.
Es inteligible y lógica esa preocupación, pero no siempre está justificada por varias razones: porque no es que hayan perdido o estén perdiendo memoria, como voy a intentar exponer, porque es lógico tener fallos elementales de memoria y porque es difícil tener la enfermedad antes de los sesenta aunque haya excepciones.
La razón fundamental es que no son fallos de memoria, porque esta vaya perdiendo capacidad de almacenaje sino que el problema reside en la disminución de la concentración de la atención.
Me explico. La prisa con que vivimos y actuamos, los muchos frentes a los que nos enfrentamos, la inmensa información a la que nos exponemos, la ansiedad que cada vez más nos invade, la impaciencia que nos empuja, es decir la tensión que nos invade dificultan y a veces impiden que los datos entren en el archivo de la memoria. Y si no han entrado, difícilmente pueden salir y recordarlos.
El problema sería que la memoria estuviese afectada. En ese caso aunque los datos hubiesen entrado no podríamos rescatarlos y esos olvidos o fallos serían sospechosos de que el deterioro cognitivo comienza a estar presente. Pero la mayoría de las veces ¡es fallo de concentración, no de memoria, amigos!
Bastaría para reducir esa angustia intentar prestar gran atención a lo que hacemos, miramos o escuchamos para comprobar si a pesar de ello siguen esos olvidos. La sorpresa es que al cabo de unos momentos los recordamos.
Como digo la ansiedad y estar en varios frentes son los que reducen seriamente nuestra concentración y por ello hay que intentar prestar más atención a los que hacemos, escuchar mejor lo que oímos y fijarnos bien en lo que vemos. Prueba desde hoy a mirar con bastante atención donde dejas el móvil, las llaves, el bolso, la cartera o el coche en el parking del supermercado. Intenta centrarte antes en alguna tarea que vas a realizar, en algo que te han dicho que merece la pena recordarlo, en algún nombre que te interese retener, piensa bien lo que vas a decir, etc.. Si hicieses todas esas cosas como si fueses a perder un premio de mil euros cada vez que te olvides, verás que lo cobrarías. Si a pesar de poner la máxima atención en recordarlo se te olvidan las cosas con frecuencia entonces…la cosa es diferente.
Pero estoy seguro de que si te empeñas seriamente en poner atención bajarán los despistes, olvidos y fallos. De todas formas es esperable que haya fallos y no debe ser motivo de angustia. Feliz año!