Te gustaría que cuando seas ya viejo y no puedas valerte por ti mismo respetasen tus propiedades y no asaltasen tus derechos o tu casa y te encuentres con que por no haber hecho testamento te despojan de tus derechos y te quedes con tres palmos de narices, indefenso y hundido o hundida al llegar tarde y no poder ponerle ya remedio? Porque esto aunque no lo parezca ocurre con frecuencia pues no todos los hijos o herederos son sensibles a tus necesidades y algunos se comportan como auténticos depredadores.
Aunque no hace falta ser viejo, pero más si lo eres, lo que procede hacer es presentarse en un notario y hacer un testamento por menos de cien euros, decidiendo cómo quieres que se repartan tus bienes pero guardando tus espaldas previamente de las exigencias de algunos herederos.
Esto ya es un aspecto interesante para evitar disgustos. Pero no acaba aquí la historia. ¿Has hecho testamento vital para decir qué no quieres que hagan contigo caso de que estés muy enfermo y no tengas remedio ya? ¿Quieres no exponerte a que te enchufen a una máquina o te mediquen prolongando tu agonía sin tener ya remedio? ¿Quieres dejar tu cuerpo donado para la ciencia o quieres que te entierren o incineren? En estos casos lo mejor y lo más conveniente es tener hecho lo que se conoce como testamento vital, un documento donde dejas escritas tus últimos deseos o voluntades y que previamente debes dejar registrado en la Administración por si llega ese caso que tu representante o familiares lo presenten y utilicen para que se cumplan tus deseos.
Pero no para aquí la cosa. ¿Has decidido y dejado por escrito donde quieres pasar tus últimos meses o años si no puedes valerte por ti mismo y necesitas ayuda permanente? Has decidido si quieres seguir viviendo en tu casa porque tienes dinero para pagar a quien o quienes te puedan atender? O has decidido que te metan en una residencia?
Si tuviésemos garantizada una vida sana mental y físicamente hasta el dia antes de morir o supiésemos que nos acostaríamos y ya no amaneceríamos todo sería muy fácil, pero no siendo así, como es lo más probable, parece que es mejor adelantarse y prevenir en lo posible y perder el miedo tanto a la muerte como al deterioro e impotencia.
A veces la despreocupación, el deseo de no complicarnos la vida de antemano, la pereza, el miedo, pensar que eso les pasa a otros, dejar para otro dia o que ya veremos lo que hacemos cuando el final nos llegue, nos expone a ser tratados como no habríamos deseado y luego será el llanto y el crujir de los dientes.
Bien es cierto que no hay nada seguro en nuestras decisiones que tomemos al respecto pero todo lo que sea prevenir en nuestro beneficio y nuestra ayuda, cuando más la necesitemos, nos debería animar a adelantarnos a los posibles hechos. Porque esas cosas llegan. Pero ya sabemos que prevenir nos cuesta.