Para nada quisiera verme en la piel de un parado de larga duración, de esos que han consumido el paro, tienen más de cincuenta años y ven con desesperación cómo pasa el tiempo y no ven posibilidades de recuperar su actividad laboral, aunque también los que tienen cuarenta sufren por supuesto pero tienen siempre más probabilidad de superar el trance.
No sé hacer otra cosa, es la frase que solemos oir de personas que han estado muchos años o quizás toda su vida laboral realizando la misma habilidad. Claro, esa personas, que no se plantearon aprender otras habilidades o no supieron leer el futuro, cuando llega el momento del corte brusco, del cierre de su actividad o de su empresa se ven desorientados y como si se hubiesen caído del caballo dando violentamente contra el suelo.
Me preguntaba hoy una periodista que qué se puede hacer ante esta problemática y la respuesta lejos de ser sencilla es compleja pero en cuanto a la víctima del paro pasa por readaptarse de manera inmediata lo que no es nada fácil. Si estuviésemos acostumbrados a entrenar estrategias diferentes y aprender distintas habilidades por si acaso…dentro de lo difícil sería más llevadero y más fácil porque de alguna forma una habría imaginado un futuro distinto y se habría visto a si mismo readaptándose como digo sin traumas. Por tanto se impone prepararse en otras direcciones si el nicho o yacimiento de mercado cambia o se agota. Reciclarse constantemente, dada la inestabilidad del mundo laboral. Pero sobre todo procede cultivar constantemente la fuerza personal, la convicción de que llegado el caso uno resurgirá y encontrará soluciones nuevas y otras alterativas. Si uno no se mantiene en guardia contra los pensamientos negativos que minan nuestra autoestima y seguridad en nosotros mal asunto. Si aparecen soluciones externas provenientes de instancias políticas o institucionales, estupendo pero, mientras tanto y no procede hacer acopio de fuerzas y no permitir en modo alguno que se encoja nuestra confianza y nuestra percepción de autoeficacia. No consentirse en lo posible dudar de uno mismo es esencial porque si esto falla, siendo el núcleo de nuestra seguridad en nosotros, no nos quedarán fuerzas para seguir luchando pese a las inclemencias y la crueldad del modelo de mercado. Y como quiera que la realidad de esos paros indefinidos o cuasi indefinidos no es una fantasía con más razón aún hay que reverdecer diariamente, sin descanso. No aislarse y buscarse contactos, porque a falta de soluciones sobrevenidas y ofrecidas por las instituciones, porque de los contactos siempre se obtienen resultados. Todo antes que abandonarse y permitir que la desesperanza nos atrape.
Y para los más jóvenes y no tanto, aprender y aprender nuevas habilidades.