He hecho referencia varias veces en este blog a las suegras, mas bien a un tipo de suegras, pero sería injusto no hablar de algunas nueras por su comportamiento lacerante e injusto.
Que algunas suegras y nueras no se aguanten, no se soporten o incluso se odien entra dentro del terreno de los hechos, pero el sufrimiento que se causan y causan por extensión a la familia es digno de resaltarse, porque en algunos casos clama al cielo.
Me refiero a esas nueras que al no aguantar a sus suegros y más en concreto a las suegras se toman la venganza en el momento en que aparecen los nietos. Son frecuentes los casos en que las nueras se empeñan en impedir el acceso de los suegros a los nietos y viceversa. Llegar a este extremo supone traspasar la línea roja. Es una clamorosa injusticia, comenzando por el marido o la pareja, si no está de acuerdo en tal medida, siguiendo por los abuelos que tienen perfecto derecho, por lo menos, a ver a sus nietos con periodicidad y terminando por los nietos que además del derecho a ver a sus abuelos se ven privados de un vínculo emocional que les ayuda a crecer y madurar saludablemente. Aislarlos del contacto con los abuelos, y por qué no decir de su cuidado, supone una grave afrenta. ¿Que culpa tienen esos nietos de que la nuera no soporte a la suegra o los suegros paternos?
Si la nuera no soporta a la suegra o suegros basado en causas razonables, está en su derecho de mantener cierta distancia, reducir o incluso cortar los contactos, si la tensión es grave, pero de ahí a llegar a ese extremo va un abismo. ¿Qué culpa tienen esas pobres criaturas? Algunas de esas nueras no tienen en consideración que además causan un daño imperdonable a su pareja que se verá en un gran conflicto, pues algunos tienen que ver a sus padres o clandestinamente o callando de su pareja. No tiene en cuenta esa nuera que su pareja tiene padres y es totalmente legítimo que mantengan contacto y relación asiduamente. En el caso de las suegras intervencionistas, tóxicas y manipuladoras es lógico que la nuera ponga tierra por medio para evitar ser manipulada, pero no debe impedir que su pareja y los hijos tengan relación adecuada con sus familiares directos.
En fin, que la tozudez y cerrazón de algunas nueras clama al cielo y ya que el sentido común brilla por su ausencia en algunos casos, al menos que la ley les ampare es deseable y justo.
Hay un último apunte: si los suegros meten cizaña al hijo con la nuera, como puede ocurrir y ocurre, hacen mal esos padres porque eso alimenta y aumentan el conflicto familiar. El hijo debería mediar para aplacar las iras y rencillas, pero si no lo hace o bien es que no puede o que no le interesa porque pone en peligro su relación de pareja o porque no quiere simplemente, los padres deberán mantenerse al margen y sufrir sin remedio.
Hay pocas relaciones personales tan nefastas como las relaciones familiares envenenadas. ¿Por qué? Porque mientras las demás relaciones suelen ser puntuales o breves, las familiares son llamadas a ser prolongadas.
Hay médicos generalistas que dicen que gran parte de los trastornos que ven en sus consultas provienen de conflictivas relaciones familiares. Eso, por añadidura.