Habíamos estado en marchas de 2 millones de personas en la ciudad de México, para apoyar a aquel candidato, que, como con Cuauhtémoc, le habían robado la elección, y él se asentó en el Zócalo en el Zócalo con miles y miles como Presidente “Legítimo”, estaba en la mitada de su lucha de 30 años,era tabasqueño y se llamaba Andrés Manuel López Obrador.Pasaron los años, y volvió a presentarse en 2006, por lo que en el Mercado 28, popular, y en el restaurante Los Jarochos, en Cancún organizamos durante 4 meses, todos los lunes reuniones de análisis y de apoyo. Doscientas personas, ante la generosidad de Pâblo su dueño, cada lunes ofrecía café, galletas y refrescos a los 200 asistentes
Fue la primera vez que pensamos que podríamos estar ante un líder de los que surgen cada cien años.Allí, una tarde observamos que Fox, el presidente que le había abierto las puertas Felipe sin querer, había pedido ayuda a Bush y Aznar, para impedir que aquel Chavez mexicano llegase. Ambos dejaron a sus asesores, Karl Rowe, y del español sólo recuerdo que era el esposo de Celia Villalobos.
Con tristeza, prendió la campaña del miedo, y por 200,000 votos, de un padrón de 60 millones, con la ayuda de Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral, el operador de Fox, Calderón y Peña, le dió la victoria a aquel Felipe Calderón.
Cuando decidimos: ¿para que pelear con el empleado Calderón, sino irme a España y luchar con el PSOE contra el jefe Aznar.?
Había un gran movimiento de españoles en el 2007 por Cancún,Cruceros, restaurantes, los mejores, hoteles mostraban un gran movimiento del turismo Español.
No supimos hasta que mi padre, en Oviedo, caminando por aquel parque, me dijera que todo había sido hecho con los fondos europeos, que yo no sabía lo que era, pero que fueron el Billón de euros, otro PIB, gratis, para incorporarnos a nivel europeo.
Allí, en Cancún sólo notaba el movimiento inusual de tanto español.
Desde que había llegado a Mérida, 20 años antes, huyendo con mi familia de la contaminación, cuando supe la historia de Felipe Carrillo Puerto y de Alma Reed, en 1917, el primer gobernador socialista de México y ella una periodista de singular belleza. Enamorado de ” de aquella rubia de ojos claros y divinos”, le mandó al compositor Ricardo Palmerín,le compusiese aquella canción, ya símbolo de Yucatán, llamada Pêregrina.
Cuando decidí volver a la tierra de mis genes, iba con frecuencia a ver mi amigo, a Los Jarochos, de gran pescado y mariscos, pero en el mercado popular, con frecuencia me sentaba en la brisa del bar y cuando llegaba, como era típico el hombre que, su guitarra, pasaba por ahí, yo siempre lo contrataba para escucharlo.
Un día, me llega un recado de mi padre: ” Oye Rafael, va a pasar el doctor Castañón, el médico de mi hermano enfermo. Procura saludarlo.Su crucero llega a Cozumel a las 3 de la tarde de tal día.Salúdalo.Estará en el crucero de Cozumel a Akumal
(Don Rafael no sabía que había 80 kilómetros al cruce entre la Isla de Cozumel, ya dueño de ella el sirio libanés padre del gobernador Pedro Joaquín Coldwell(, y que estudiamos juntos en la Ibero) y la playa de Akumal, donde 500 años antes Cortés, rumbo a la “conquista” de México, supo de un naufragio y de la existencia de 2 españoles. Uno de ellos Gerónimo de Aguilar se fué con él, pero en Akumal vivía casado con la princes Zazil, Jerónimo de Aguilar y de ahí surgieron los 3 primeros mexicanos nacidos de igual a igual, no con el sometimiento de Cortes sobre la Malinche.
En el auto fui al cruce, y por supuesto no había nadie. El doctor, como tantos había repartido la información de su “crucero al dorado Caribe Mexicano.”
Aquella fue la primera muestra de que los españoles llegaban, como nuevos ricos a raudales.
En ese marco, tras escuchar tres veces Peregrina, observé en una mesa cercano 3 parejas de españoles, y me surgió, como había sido mi vida siempre acercarme, presentarme y decirle si me permitían que, pagado por mi, el poeta y músico, les tocasen Peregrina. Era una forma de trasmitir entre mi gusto y mi regreso. Se quedaron callados,con una cara de asco, que me hicieron sentir pordiosero.
Volví a mi mesa y me quedé callado, sin saber que dos meses más tarde, en Piedeloro, el bello pueblo de Carreño, donde estaba la casa de Agripino, iba a entender por que los españoles, como en tiempos de Felipe II, se sintieron ricos.
Mariví, una maestra, me explicó el motivo.Con ese PIB gratis, los bancos, amparados en el DNI, abrieron las puertas y los españoles, compraron nuevos autos, casas, llenaban los restaurantes, los cruceros. Ella me decía, muy prudente” “yo vivo con lo que tengo”, no me endeudo.
Allí en aquel pueblo maravilloso de 600 habitantes y millones de árboles, en plena ruta Clareana , gocé tres meses inolvidables.
Pero, cada día como llegaba la camioneta del pan y los diarios, yo escuchaba las noticias, las bolsas, y previa una crisis, fuerte.
Iñigo Noriega, me había pedido, cosa que agradezco y de donde surgen 16 años en El Comercio, en una columna del diario en papel, alert´. ” Cuidado, puede venirse una crisis como la Gran Depresión” y nunca olvido en aquel Casa del Pueblo de Gijón, siempre vacía, que me hizo ver el PSOE, al PRI español, en una Asamblea, un compañero me dice: ” Rafael, tu no entiendes, eres tercermundista. Nosotros somos europeos, esto en un año se acaba”. Fué la crisis del 2008.
Y desde entonces me sentí orgullosamente tercermundista.
Viene ello, por la información que publica la revista Expansión. España, habia pasado de la octava potencia mundial a la 16 de hoy.
Los hijos de aquellos” nuevos ricos” hoy padecen que aquel mundo mágico como con Felipe II, se tuvo y la realidad actual.
Me entristece por España, y me alegro de la lucha de 50 años para cambiar a México, herencia de una nueva nación a mis hijas y mis nietos.