Ante la majestuosidad de la Catedral, con sus grandes columnas y vitrales que permitían la entrada de la luz y la cercanía con Dios, lo que no habían logrado en el románico, en el 1,100, cuando surgen en Inglaterra y Francia, las grandes obras, la música,del violin y el violonchelo, tras ele homenaje a quienes la salvaron, y antes de la liturgia y el gran órgano monumento, uno podía observar a los personajes invitados. Reyes, presidentes, primeros ministros, con sus esposas y todo el glamour, trascurrieron las dos horas.
En primera fila, sólo, al lado de Macrón y su esposa, que evitaban el estar junto a la esposa de Biden, con su corbata amarilla canario, 5 centímetros debajo de la cintura para que nadie dudase de su hombría, el tremendo Donald Trump, el que se había reunido, horas antes en el Palacio de El Eliseo con Macrón y Zelenski.
Quizás Donald recordaría sus palabras, tan propias de él: ” YO A ESTE INCENDIO LO HUBIERA ACABADO EN 15 MINUTOS. MANADARIA A UNOS AVIONES CON AGUA Y YA”, que hubiera significado el haber acabado por la potencia de ella, con el viejo andamiaje de madera, y perdido para siempre.
Por fortuna, el no tenía que tomar la decisión y hoy renace, sin ningun español invitado.