En abril de 2023 se aprobó un reglamento de laicidad, fruto del acuerdo de gobierno entre el PSOE e IU en la pasada legislatura. En días como hoy, eso significaría que los concejales no podrían asistir a la tradicional bendición de las aguas por la festividad de San Pedro. Si acaso a título particular, pero nunca representando al Consistorio. Afortunadamente, ese reglamento quedó en nada, puesto que ya el año pasado, nuestra alcaldesa, Carmen Moriyón, estuvo presente en la ceremonia religiosa. La anterior primera edil, Ana González, durante sus cuatro años de mandato jamás asistió. A nadie se le puede imponer por norma que acuda o no. Pues bien, de los mismos viene ahora otra «delicatessen» ideológica. Resulta que el acto institucional más importante del año, o sea, la entrega de las medallas de la villa, querían retrasarlo para acudir a una manifestación. En concreto, la marcha del día del Orgullo LGTBI+. No sé, imagínese si en el Día de Asturias, donde también se entregan distinciones, los grupos parlamentarios empiezan a pedir que sea en otra fecha o a otra hora, por las razones más dispares. ¿Sería serio? ¿Qué es lo más importante para cualquier representante de Gijón: el día de reconocimiento a sus vecinos o estar presente en una reivindicación de cualquier colectivo? Máxime cuando por horarios se puede asistir a ambas cosas a la vez. Sinceramente, yo la postura de IU y Podemos la considero una falta de respeto. Seguro que con otros premiados más a su gusto harían lo imposible por entregar medallas.

@balbuenajm