El partido de Sevilla nos dejó unas lecturas muy claras. Este Sporting tiene un aceptable ataque y un decepcionante sistema defensivo.

En el Sánchez Pizjuán hubo varios aspectos que fueron clave. La defensa dejó jugar a un rival el ofensivamente sabe hacer diabluras, sobre todo si se le dejan espacios para controlar el balón, pero el centro del campo no impuso su ley. ¿Quién se encargaba de Maresca? ¿Cómo a Colin se le ocurre dejar pasar el balóln del priemr gol? ¿Cómo Sastre se queda cuando el recogepelotas da el balón para que se le vaya Maresca? ¿Cómo es que no hay vigilancia en el tiro de tercer tanto? ¿Y en el del cuarto? Y otros tantos datos de falta de concentración en saques de esquina y jugadas a balón parado.

Este Sporting no es aguerrido, ni contundente. El rival, con más calidad, sí lo fue. Y más ambicioso. Que el Sevilla es un equipazo nadie lo duda, pero eso no es justificación para los errores defensivos.

El ataque estuvo bien, aunque al final se diluyó en individualidades. Los jugones tienen que ser más solidarios. Por ‘chupar’ se perdieron balones muy peligrosos, con contraataques que el Sevilla no permitió.

Mate Bilic es el máximo goleador de Primera, con tres goles. ¿De qué nos vale?

PD: La afición se dejó notar. Varias pancartas y banderas lucieron en las gradas del Sánchez Pizjuán. Hay un problema con las entradas. Ya no las hay de regalo como antes. Para ir al fútbol, como al teatro o cualquier espectáculo, hay que pasar por taquilla.