La primera derrota de la temporada no debe provocar que se rasguen las vestiduras, pero tampoco vamos a ponernos una venda para no ver los defectos que tiene este Sporting.

El parón liguero facilita la meditación sobre el rendimiento del equipo. Me recuerda épocas en las que los sistemas defensivos rojiblancos ofrecían una imagen de inseguridad, que no debe ser imputable a un jugador determinado.

En 1976, el equipo descendió con una delantera compuesta por Churruca, Quini y Ferrero, tres jugadores que en este momento tendrían un valor superior al de Robinho, si es que se les puede etiquetar un precio, porque no conozco en la actualidad un extremo tan eléctrico como Ferrero, otro tan desequilibrante como Churruca y no digamos un rematador como El Brujo.

La imagen que recordamos pertenece a aquella temporada, en la que figura Abelardo, portero que llegaba de ser campeón de Liga con el Valencia de Di Stéfano, pero con bisoñez en una defensa en la que empezaban a salir Redondo y Cundi, se incorporaban González y Herrera, del Sabadell, con la única experiencia de José Manuel.

Puede que las épocas no sean comparables, pero el Sporting lo pasó mal siempre que tuvo defensas dubitativas y con fichajes que no sirvieron para tapar las carencias. Para hacer equipos hubo que invertir. Maceda, que llegó con 18 años a Gijón, costó un millón de pesetas del año 1976. Con Rezza también fue preciso hacer una importante inversión.

Los porteros ayudan, pero el bloque defensivo tiene más importancia. Con Castro y Ablanedo II, los mejores porteros que conocí defendiendo el marco rojiblanco, también hubo temporadas de problemas. Creo que esta no va a ser una excepción.

PD.: En Gijón nos preocupa lo nuestro, pero en Málaga y Bilbao no lo están menos. No serán los únicos, aunque para respirar con cierta tranquilidad hay que tener tres debajo.