Larga reunión entre PSOE y Podemos, con declaraciones constructivas a su conclusión: “tenemos coincidencias programáticas”, “hay avances significativos” (Emilio León); “reunión cordial”, “existen muchos puntos de sintonía, al igual que con IU”, “es viable el acuerdo de izquierdas, pero el diablo está en los detalles” (Javier Fernández). Estoy de acuerdo con el presidente en funciones el verdadero problema está en los detalles para llegar a un acuerdo con los socialistas, que todavía no explicaron por qué en la pasada legislatura el PIB retrocedió más en Asturias que en el resto de comunidades autónomas, por qué somos la región que tuvo una mayor pérdida de riqueza desde el inicio de la crisis económica, por qué el gasto corriente entre 2003 y 2014 creció de media el 12,7% en España, mientras en Asturias éramos líderes de gasto improductivo con un incremento del 25,4%, por qué en ese periodo hubo diez comunidades autónomas donde la inversión cayó a la mitad, pero en Asturias el recorte llegó al 65%, por qué el gasto en intereses se ha multiplicado por 2,6, o por qué crece nuestra deuda a razón de un millón de euros diarios.
De los indicadores de la decadencia sólo hablan los diputados de Foro en el Parlamento, como pudimos ver recientemente en el debate de investidura. Si se quiere negociar sobre programas de gobierno hay que discutir sobre los desastrosos datos de nuestra realidad, en caso contrario seguirá la cuesta abajo. Es preciso cambiar muchas cosas, empezando por la poda de docenas de chiringuitos que vampirizan las cuentas autonómicas y son directos responsables del aumento del gasto corriente, de la minúscula inversión y del aumento de la deuda. O se habla de estas cosas o resultará más útil extenderse en consideraciones sobre el sexo de los ángeles.
Sin dar un fuerte golpe de timón Asturias no saldrá del pozo. Javier Fernández carece de credibilidad para emprender la operación de rectificación, porque ni él ni su gente creen que es necesario realizarla. En el debate de investidura todavía nos dijo que la región estaba situada en el buen camino. En una reunión es muy fácil decir que sí a todo lo que propongan los interlocutores, el problema es gobernar de una forma distinta. Apelar a la etiqueta de izquierdas para ir al abordaje de otros grupos parlamentarios no pasa de ser la enésima prueba del populismo que nos gobierna. O se traza un plan nuevo o en 2019 estaremos peor que ahora.