Desde la dirección regional de Podemos se baraja la posibilidad de introducir una estrategia novedosa en la tercera votación de investidura dividiendo el voto de sus diputados, dando cinco de ellos su apoyo a Mercedes Fernández y los otros cuatro optando por abstenerse. De esta forma Javier Fernández y Cherines quedarían igualados con diecinueve apoyos cada uno, lo que obligaría a ir a una cuarta votación para deshacer el empate. Desde el núcleo dirigente se aclara que el voto a Cherines tiene un valor puramente instrumental, que no la quieran para presidenta del Principado, pero que utilizan esa estrategia como la única forma de obligar a Javier Fernández a abrir una verdadera negociación con Podemos, impidiendo que se refugie en el cómodo acuerdo bilateral con IU.
Lo primero que salta a la vista es que Podemos está dispuesto a romper los moldes tradicionales de las relaciones políticas e institucionales. Dividir el voto dentro de un grupo parlamentario se asocia siempre con ruptura interna. Jamás una organización juega al blanco y al negro a la vez. Como se habla tanto de nueva y vieja política, se puede hacer un esfuerzo para tratar de asumir que el futuro de los parlamentos vaya a discurrir por esos carriles. Voy a abandonar cualquier posición dogmática y aceptar como hipótesis de trabajo que la división del voto en un grupo parlamentario es admisible y que el apoyo a un dirigente político se puede dar por razones tácticas, aunque no se le asocie con una buena opción. Aun así, me parece que esa actuación aquí y ahora es un profundo error.
Impedir la elección de un presidente no es un objetivo a lograr a cualquier precio, a no ser que haya anunciado medidas desastrosas en su programa de investidura. Máxime, cuando esa elección carece de alternativa, algo que quedó demostrado desde el mismo momento en que Gaspar Llamazares rechazó la oferta de pacto de Emilio León. Cherines no es una alternativa para Podemos, ya que si por una carambola saliera investida, los diputados de este grupo trabajarían desde el primer día del mandato en la presentación de una moción de censura. Javier Fernández carece de una “mayoría de gobierno”, porque en la Junta General del Principado hay una mayoría contraria al líder socialista que puede rechazar presupuestos y leyes. Esa es la ventana de oportunidad de Podemos, desde donde puede convertirse en una fuerza útil para la sociedad y eje de un futuro gobierno.