Con la luz verde dada por las bases de IU -por cierto, con mayor contestación interna de la que preveían los dirigentes: continúa el recelo hacia los aparatos- al acuerdo con el PSOE, la investidura de Javier Fernández está ya atada. Es momento de repasar el papel de los seis partidos parlamentarios en la divertida negociación para elegir presidente.
MINORITARIOS
Ciudadanos afrontó la fase postelectoral con la palabra pacto. El contenido del acuerdo, en versión Ciudadanos, quedó siempre difuso, con la excepción de la plantilla elaborada desde Barcelona para todas las comunidades autónomas, relativa al código ético y los mandamientos de la lucha contra la corrupción. Los diputados de Ciudadanos demostraron una llamativa incapacidad para hablar de contenidos políticos y una acusada tendencia para hablar de diálogo, en abstracto, pese a que salieron de la primera reunión con Javier Fernández anunciando que se iban a abstener. Encantados de negociar, pero convencidos de que la abstención era la opción que menos les perjudicaba. Al final quedaron en el banquillo, como segunda opción si fallaba IU.
Foro alcanzó un gran protagonismo con economía de palabras. A los tres diputados les bastó repetir el nombre y primer apellido de la líder del PP para romper el guion de la investidura y estropearle el mes de julio a Javier Fernández. Las dos damas (Cristina Coto y Mercedes Fernández) pasaron de no saludarse al beso de la alianza. Dos partidos radicalmente enfrentados formando equipo. ¿Por qué Foro dio un giro tan copernicano? Las explicaciones dadas son sumarias: “Javier Fernández es la peor opción”. ¿De ser así por qué se abstuvo Foro en la primera votación?
La maniobra tuvo el sello característico de Álvarez-Cascos, que pensando sorprender al estado mayor del PSOE dejó boquiabierta a la propia parroquia de Foro. La cara de Cristina Coto al pronunciar el nombre de Mercedes Fernández era de un entusiasmo indescriptible. ¿Estamos ante una actuación puntual o ante el inicio de la unión del centro-derecha asturiano?
IU fue el grupo más beneficiado por la maniobra de Foro. Gaspar Llamazares se pasó toda la campaña electoral hablando de la unidad de la izquierda y de la necesidad de aprender a gestionar la pluralidad. Tras las elecciones, Javier Fernández y Podemos no se dieron por aludidos, y el portavoz de IU lanzó una llamada angustiosa al diálogo y la negociación en el debate de investidura sin obtener respuesta. Al cambiar el voto de Foro, Javier Fernández no tuvo otro remedio que picar a su puerta. Por fin el escenario deseado: el presidente en funciones humillado y pidiendo árnica. Resultado de la negociación: nunca le resultó más caro a un presidente del Principado obtener la púrpura de la investidura. La reforma electoral que provocó la quiebra del centro-izquierda en la anterior legislatura, recuperada por la vía de la negociación bilateral. Adiós al sistema tramposo que impedía votar no al candidato en la votación de investidura, y una nueva edición de la comisión de investigación de las obras de El Musel. Por último, la incineradora vuelve a la casilla de salida; habrá que redactar una nueva ley con su plan de tratamiento de basuras, etcétera.
MAYORITARIOS
Podemos. Tienen un toque anarco inconfundible, como se vio con el voto a Villa. En el debate de investidura estuvieron entre imaginativos y distendidos. No conocen los usos parlamentarios y son capaces de reírse cuando les dan bofetadas (la diatriba de Lastra a Ripa). No andan sobrados de discurso político y de ahí la reiterada apelación al rescate ciudadano. Sin embargo, tienen el gran mérito de ser el único grupo que centró la atención sobre el aspecto más novedoso del actual Parlamento: la creación de un espacio a la izquierda del PSOE, que representa el 31% de los escaños de la Cámara, tantos como los socialistas. Gaspar Llamazares se encargó de evitar que ese espacio se convierta en alternativa de gobierno.
El PP tuvo el protagonismo que le concedió Foro. A partir de ahí, nada de nada. Mercedes Fernández descubrió una total identidad con los programas de Ciudadanos y Podemos; el primero no se lo tomó en serio, y el segundo especuló con la posibilidad de poner a Cherines de barricada para que no salga elegido Javier Fernández. El PP asturiano necesita articular un discurso sólido que no sea una suma de oportunismos y que se vea liberado del incómodo deber de hacer de abogado defensor del Gobierno de Rajoy.
El PSOE pagó las consecuencias del análisis errado de Javier Fernández, al creer que saldría elegido presidente sin negociar con nadie, gracias a los 14 escaños socialistas. En un breve lapso de tiempo pasaron de obtener la Presidencia gratis a pagar un alto precio por ella. Las reivindicaciones de IU chocan con el pragmatismo de un partido de gobierno, pero el candidato socialista las aceptó con la convicción del que hace un ejercicio de retórica en un mitin.
Cuando Javier Fernández se haya retirado, los candidatos socialistas sufrirán el coste de la reforma electoral, que beneficia a IU y perjudica al PSOE. También sabrán lo que es luchar por ser investidos como presidentes con los diputados pudiendo votar en contra. Bien es cierto que Fernández podrá decir, “después de mí el diluvio”.