Las previsiones se cumplieron. Pese a la lluvia, la manifestación de maestros y profesores por la calle Uría de Oviedo fue la más grande de todas las realizadas por los enseñantes asturianos en casi cincuenta años de democracia. En el presente, ningún sector laboral es capaz de movilizar a tantos trabajadores. El 1º de junio queda incorporado como fecha singular en el calendario asturiano de la educación.

La pancarta que abría la marcha no andaba con rodeos: «Barbón: soluciones y dimisiones». Un mensaje político para expresar el desencuentro entre el Principado y los enseñantes. A estas alturas de la protesta, con cuatro jornadas de huelga indefinida a la espalda, la mirada de los docentes está puesta en el presidente del Principado. A él le toca recomponer el jarrón hecho añicos por la Consejería de Educación. Cualquier paro seguido por miles y miles de trabajadores contra la gestión de un gobierno afecta inexcusablemente al presidente. En la pancarta se pedían «dimisiones» y la consigna más coreada por los manifestantes fue «Lydia dimisión». La credibilidad de la consejera está por los suelos y el presidente quiere que sea ella la que negocie la solución del conflicto.

Previsiblemente se incorporarán hoy al paro los profesores de Secundaria y Bachillerato, aunque un sector ya lo hizo la semana pasada. Algún sindicato colocó en las redes el itinerario de los piquetes informativos. El plan es dejar los centros en manos de los servicios mínimos, a primera hora de la mañana, y a las doce estar concentrados, otra vez, en la plaza de España, donde está la sede de la Consejería de Educación.

La consejera citó hoy a los cinco sindicatos para empezar a negociar a las cuatro de la tarde. ¿Por qué no se reunieron en todo el fin de semana y no aprovechan la mañana del lunes para negociar? Muy sencillo. El Gobierno quiere tener un mapa de la huelga lo más detallado posible y para eso hace falta conocer cuánta gente falta al trabajo el lunes. El domingo confirmó que se enfrenta a una protesta generalizada y muy activa. Seguro que el presidente Barbón tuvo ocasión de contemplar varios vídeos, donde una muchedumbre ruidosa y abigarrada llenaba, a la vez, la plaza de la Escandalera y la calle Uría. El Gobierno, con la valoración de la manifestación dominical y los datos de los huelguistas del lunes, retomará la negociación. Si la protesta decae el Gobierno se aferrará a las cifras ofrecidas el viernes, si la huelga se mantiene firme empezará a hacer concesiones. Días decisivos.