La maratoniana reunión del miércoles, con siete horas de negociación entre los representantes del Gobierno y de los sindicatos, no finalizó con un acuerdo que pondría fin a la huelga indefinida que comenzó el 27 de abril. Avanzaron mucho si se toma como referencia las posturas de ambas partes el pasado viernes, cuando Lydia Espina hizo una oferta valorada en 14,5 millones de euros que contenía mejoras en la plantilla y un aumento de sueldo de 58 euros al mes. Si hubieran tenido a bien reunirse por la mañana y continuar tras la comida quizás hubieran podido solventar los disensos que aún tienen sobre algunas cuestiones, pero en régimen de negociación rigurosamente vespertino es más difícil completar la tarea.

De las opiniones de unos y otros deduzco que los representantes sindicales ven más maduro el acuerdo que las camisetas negras. Para poner punto final a una huelga hay que hacer un ejercicio de realismo que conlleva renunciar a algunas metas, para asegurar otras. En el sector servicios –el mundo de la educación está incluido en él– las huelgas tienden a gestionarse con metodología binaria: todo o nada. En el sector industrial, con una tradición sindical mucho más rica, los conflictos se gestionan a través de un proceso gradual. Primero se hacen concentraciones, luego se para una hora, posteriormente se convoca un día de huelga, más tarde un día cada semana, y así hasta llegar, sólo en casos excepcionales, a la huelga indefinida. No quiero que esta reflexión se vea como una crítica al movimiento de las camisetas negras, porque han dado una muestra de entrega y perseverancia totalmente inesperada, convirtiéndose en una nueva forma de protesta que tendrá seguidores, pero su apuesta es más arriesgada.

De lo acordado lo más importante es, a mi modo de ver, la creación 300 plazas de pedagogía terapéutica y audición y lenguaje. Cuatro veces más que las ofrecidas el primer día de la negociación. En Asturias hay 6.000 niños con Necesidades Educativas Especiales (NEE). Una cifra que crece año tras año, con la particularidad de que ese aumento se debe sobre todo al alumnado con trastorno del Espectro Autista. Hay unos 3.000 en la actualidad. Todos los recursos son pocos, pero no se puede negar que supone un avance muy importante.

El incremento de sueldo es el asunto más delicado. Hace una semana el Gobierno ofrecía un aumento de 58 euros y el pasado miércoles subía la cifra hasta los 105 euros. A partir de ahí caben retoques. La negociación continúa y son ya las diez de la noche.