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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LOS ÚLTIMOS DE LA NACIÓN

Aunque la actualidad de estos días está prácticamente ocupada por la crisis política abierta con las revelaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, donde el hombre fuerte del PSOE, Santos Cerdán, pone negro sobre blanco la realidad del ‘sanchismo’ como movimiento supuestamente regenerador de la corrupción del bipartidismo, pegado a las bases y con inequívocas señas de identidad de izquierda: ataque a las empresas energéticas, a la banca y a los ciudadanos que ganen por encima de los 60.000 euros, así como desconfianza del Jefe de Estado, distanciamiento de la OTAN y cercanía a los regímenes caudillistas de oriente y occidente.

Cuestión de riqueza
Bien, pese a que ese es el primer contenido de la actualidad, quiero referirme a una noticia que estaba en la página 35 de la edición de ayer del periódico, con este titular: ‘El PIB de la región será el que menos crezca del país este año’.

¿Cuántas veces hemos leído que Asturias viaja en el furgón de cola de la economía española? Desde tiempos casi inmemoriales la riqueza de Asturias crece por debajo del resto de territorios. Sin embargo, esta realidad se enmascara con mil mensajes ilusorios que tienen como principal misión confundir al personal haciéndole creer que seguimos estando por encima de regiones que antaño eran más pobres que Asturias, pero ahora son más ricas. Como el PSOE, hasta ahora, tiene el monopolio del gobierno de la región (porque gana todas las elecciones, claro está), se ha visto en la necesidad de lanzar eslóganes electorales optimistas, difusos, sin contenidos precisos, pero que generan buen rollo. Recuerdo en el septenio de Javier Fernández, las farolas ataviadas con la foto del líder, acompañada de la leyenda, ‘La Asturias del sí’. Hace dos años, Barbón ganó sus segundos comicios con ‘La mejor Asturias’. Repito: optimismo, buen rollo, pero todo brumoso.

Cuestión de cifras
Las cifras, como siempre, son una cura de realidad. En los cuarenta y cuatro años que van desde la aprobación de la Constitución, 1978, al año 2022, el PIB de Asturias creció el 69,3%. Con este dato somos la comunidad autónoma que menos creció en la etapa democrática, que ya es todo un titular, pero la cosa es mucho más preocupante. La siguiente región que menos incrementó su riqueza, es decir, la penúltima en aumento del PIB, es Cantabria, que creció un 110,5%. Los cántabros vieron como su riqueza crecía un 50% más que la asturiana.

Cantabria está en el pelotón de las comunidades autónomas que menos prosperaron, con Aragón, País Vasco, Galicia o Castilla y León, pero Asturias está descolgada. Las regiones que nos rodean crecen de una forma insuficiente (Madrid, por ejemplo, creció en 224,4%), pero nosotros estamos prácticamente estancados. Los expertos de BBVA Research anuncian que este año volveremos a ser los últimos en crecimiento, 1,8%, frente a la media de las comunidades autónomas, 2,5%. ¿Y el año que viene? Los expertos prevén que La Rioja será el próximo año el farolillo rojo, con una décima menos de crecimiento que Asturias. Podemos respirar, seremos penúltimos. Por cierto, en el conjunto de las cuatro décadas pasadas, el PIB de La Rioja aumentó el 215%, el triple que el de Asturias.

Si fuéramos una región normal, me refiero a un territorio con una población menos envejecida, pensiones más bajas, un grupo más reducido de prejubilados, instituciones más vivas (con alternancia de partidos en el poder), el estancamiento de la región sería el gran tema regional.

Estancamiento
Pero no es así; la Junta General del Principado no debate sobre este asunto, no se hacen equipos de trabajo para detectar la razón del estancamiento, la cuestión carece de importancia para los diputados y el Gobierno de la izquierda tiene interés en que se hable de otras cosas.

Si preguntáramos por la calle nos encontraríamos con que la inmensa mayoría de la gente desconoce esta realidad. El asturiano medio cree que Galicia, Cantabria y Castilla y León son más retardatarios que Asturias, cuando es aquí donde se ponen más trabas al progreso, empezando por las fiscales y siguiendo por toda una normativa proteccionista (por no decir reaccionaria) que impide invertir donde el empresario considera rentable y tiene en el punto de mira a todo tipo de equipamientos energéticos. Como dice sarcásticamente un amigo mío, el Principado es el único gobierno de occidente que considera que el futuro está en el sector primario.

Lo más curioso del asunto es que la clase dirigente, en esta materia, se ha quedado sin discurso. En los años ochenta del pasado siglo íbamos en el furgón de cola por culpa del carbón que era deficitario y la falta de un plan de reindustrialización. En los años noventa la culpa del retraso estaba en la falta de autovías, autopistas y trenes de alta velocidad.

También cayó de la agenda el mantra del sector público industrial, todo él privatizado, con la excepción de Hunosa, que ya hace mucho que dejó de ser una empresa energética para pasar a ser una empresa social, recientemente convertida ya en un icono como la Catedral de Oviedo, la Universidad Laboral o el Real Sitio de Covadonga.

A partir de 2010, finalizó la fase de desarrollismo socialista y la región se quedó sin ideario ni hoja de ruta. A partir de ahí sólo se escuchan disparates (antes, en la clase política se decía «ocurrencias» para calificar cualquier idea del rival). Ejemplo de disparate: la Universidad de Oviedo será el motor de la región.

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por JUAN NEIRA

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