Álvaro Queipo, presidente del Partido Popular asturiano, ha realizado declaraciones sobre las propuestas realizadas por Adrián Barbón en la reunión del comité autonómico de la Federación Socialista Asturiana (FSA). Tras el seísmo provocado por el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, donde se recoge el contenido de las conversaciones entre Cerdán, Ábalos y Koldo García, el presidente del Principado ha pedido endurecer el código penal para corruptos y corruptores; Adrián Barbón, en línea con los propósitos de Ana Redondo, ministra de Igualdad, quiere abolir la prostitución.
Las medidas expuestas invitan a Álvaro Queipo a declarar que Adrián Barbón, entre Pedro Sánchez y Asturias, ha elegido a Pedro Sánchez. Critica Queipo que se endurezca el tratamiento penal de determinados tipos delictivos, cuando hace unos meses se rebajó la pena para el delito de malversación con el objeto de atenuar el castigo a los dirigentes del ‘Procès’. Queipo considera increíble que, ante el supuesto latrocinio continuado de Cerdán, Ábalos y Koldo, la respuesta de Barbón sea endurecer leyes y prohibir la prostitución. Compara la receta del presidente del Principado con la del presidente de Castilla-La Mancha (García Page) que demanda elecciones anticipadas.
Sería bueno que Barbón y Queipo debatieran en la Junta General del Principado sobre los asuntos citados. Mientras tanto, me gustaría decir algunas cosas. Me parece oportunista la práctica que se ha extendido en la política española, consistente en legislar sobre alguna materia cuando surge un escándalo relacionado con ella. Lo que se llama legislar en caliente. No sé si el código penal es ya suficientemente contundente con corruptos y corruptores. En cuanto a la prostitución, la ley no puede ser una chapuza, como alguna otra que versa sobre prácticas de sexo.
Sobre la identificación de Barbón con la política del presidente del Gobierno de España no hay muchas dudas. Se puede generalizar la valoración: los representantes asturianos de los dos partidos de gobierno (PSOE y PP) siempre han respaldado la línea de su partido y las declaraciones del máximo líder. Esa es la realidad. En la actualidad, la posición de Pedro Sánchez es muy delicada. Sus dos principales colaboradores, en los años que lleva gobernando, han incurrido, presuntamente, en prácticas corruptas y él siente asco e indignación, pero no explica cómo no sabía nada de las fechorías de sus lugartenientes. El problema no está entre elegir entre Asturias y Sánchez, sino en apoyar a un líder de dudoso futuro.