El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha dado a conocer los datos sobre el censo del lobo correspondiente al periodo 2021-2024. Hace diez años había 37 manadas en Asturias y ahora hay 45, lo que supone un incremento del 21%. En España, en el mismo periodo, el aumento ha sido del 12%, al pasar de 297 manadas a 333. La mayor parte de la población lobuna se encuentra entre Castilla-León, Galicia y Asturias, y en menor medida, en Cantabria, empezando a extenderse por el País Vasco, La Rioja, Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura. Podríamos decir que el crecimiento es sostenido y la expansión moderada.
El departamento dirigido por la vicepresidenta tercera del Gobierno, Sara Aagesen, considera que el lobo se encuentra en un estado de conservación desfavorable. Al Principado, que le toca de cerca los daños que produce el cánido, valora como favorable su estado de conservación. Calificar de favorable o desfavorable su conservación no es una cuestión menor, ya que si es desfavorable están prohibidos los ‘controles letales’ (no se pueden matar lobos). El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico blande una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que llega a una conclusión peregrina: si la conservación de una especie es desfavorable en una parte del territorio, también lo es en todo el territorio. Si dejamos a un lado argumentos reduccionistas, muy del gusto de mentes fundamentalistas como las que rigen en el ministerio desde la llegada de Sánchez al poder, convendremos que nada mejor que los números para deducir si la población lobuna está en crecimiento o decrecimiento. Viendo las cifras del primer párrafo del artículo no se puede deducir que el cánido atraviese por una situación desfavorable en España.
En esta cuestión lo que ocurre es que Sara Aagesen y su mentora, la todopoderosa vicepresidenta europea y comisaria de la Competencia, Teresa Ribera, están muy dolidas porque la Eurocámara rebajó la tutela del lobo: de ser especie ‘estrictamente protegida’ pasó a ser ‘especie protegida’. Deja de ser un animal totémico y pueden organizarse batidas. El Principado ya ha acordado reducir un 15% el número de ejemplares. Aagesen dice que es preciso contar con 500 manadas para poder hablar de situación favorable. ¿Por qué? «porque lo dicen los científicos»; como cuando María Jesús Montero decía que el IVA lo dictaba la Unión Europea. Es triste comprobar lo poco que empatiza esa gente con el sinvivir de los ganaderos.