Los sindicatos firmantes del preacuerdo que pone fin a la huelga de la educación asturiana sometieron el texto acordado al escrutinio de los afiliados. En todos los casos fue refrendado por abrumadora mayoría: CCOO y SUATEA (90%), UGT (87%) y ANPE (78,3%). La excepción fue la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) que propuso una consulta al resto de sindicatos en la que pudiesen participar todos los docentes. Al conocer a través de la Junta de Personal Docente que no era factible, CSIF redujo la consulta a la asamblea de sus afiliados, donde el 68% de ellos rechazó el preacuerdo. Un dato importante a valorar es que desde el colectivo de directores dimisionarios han recogido, en menos de veinticuatro horas, más de 5.000 firmas en contra del preacuerdo.
Hechos consolidados: la huelga ha terminado y el preacuerdo de los sindicatos con el Principado se ha convertido en acuerdo. No caben enmiendas, retoques, aplazamientos o consultas. Junto a los hechos que tienen transcendencia normativa, están otras circunstancias que completan la realidad del conflicto: la unidad sindical se ha vuelto a romper. A finales de mayo, los docentes tenían tres propuestas de huelga y sólo la movilización hizo que se convirtieran en una sola. Ahora, todos los docentes insatisfechos con el preacuerdo ya tienen en el CSIF una referencia. Las movilizaciones de las dos últimas semanas, las airadas protestas contra los sindicalistas cuando anunciaron lo pactado y los miles de firmas recogidas, que se acercan al 50% de la plantilla, demuestran que hay una clara división entre los docentes. Puede que sea la división entre ilusos y realistas, pero división, a fin de cuentas. Dicho de otra forma, las camisetas negras discrepan radicalmente de la mayoría sindical. Se ha abierto una grieta entre las bases y los representantes.
El pulso de estas semanas termina con el desconsuelo de los manifestantes, la sensación de alivio de los sindicalistas (aunque con dudas) y el triunfo del Principado. No era una batalla para amateur, por eso los que tenían más experiencia salieron mejor parados y los más bisoños quedaron defraudados.
El Principado empezó a negociar, en serio, el miércoles pasado. Dos reuniones y a la vuelta del fin de semana, la cita decisiva: despliegue de medidas, troceadas por anualidades, y ultimátum a los cinco sindicatos: lo tomas o lo dejas. El otro día me dijo un dirigente socialista que a Gimena Llamedo no le duraban dos asaltos. Se equivocó, le duraron tres.