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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE

HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE

A poco que uno observe atentamente hay miles de tensiones y conflictos que surgen fácilmente en nuestras relaciones personales. Tensión que va creciendo de pronto entre quienes hasta entonces se iban relacionando sin problema. De pronto quien te hablaba te aparta la mirada y quizás la palabra y, sin entender nada, ves que surge una grieta donde la relación hasta entonces era lisa y llana. Suposiciones junto con suspicacias, dudas junto a sospechas y el amalgamiento de recuerdos, prejuicios y quizá informaciones que nos llegan pueden formar un totum revolutum que va creciendo como la masa una vez la levadura está mezclada.

El caso es que frecuentemente no se aborda al enfadado, al distante para despejar la telaraña construida y hablar tranquila pero muy claramente a ver si se averigua el origen del silencio impuesto entre algunas personas por obra del enfado o del odio, porque a veces se llega a esos extremos.

No amigos, no hablamos bien por comodidad, por temor a la reacción del ofendido o el ofensor, por no dar el brazo a torcer o por desgana. El caso es que en la mente de ambos va creciendo el problema magnificado y construido a base de impresiones, muchas sin contrastar, a base de la unión de distintas y sucesivas impresiones personales o a base de la tendencia a ser muy mal pensados.

Cuando algunos deciden dar el paso de hablar para aclararse y aclarar las posturas o deshacer entuertos se encuentran con que parte del entramado construido no estaba bien fundamentado sino que obedecía a un conjunto de pensamientos infundados, a interpretaciones y construcciones personales no suficientemente contrastadas y a malentendidos casi siempre surgidos de la nada.

Por eso hay que hablar antes de que las cosas se compliquen y cada cual sepa a qué debe atenerse. En general hablar da un buen resultado y siempre es mejor que callar y montarse cada cual su película, a veces de ciencia ficción y con frecuencia de terror y no era para tanto.

Pararse o sentarse tranquilamente a hablar y cambiar sentimientos opiniones y puntos de vista. Para eso está la lengua, sobre todo.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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