Casi todas las personas que he conocido que presentan ese cocktail, además de tender a haceR lo que les apetece desde pequeños, suelen salirse con la suya, tienen muy poca tolerancia a la frustración y casi todos o han terminado víctimas de alguna adicción o se han metido en peleas o lios en algún momento de su vida, en algún momento han pasado por comisaría o por la cárcel o son muy inmaduros o son impositivos o han tenido problemas importantes en sus relaciones emocionales o se han quedado solos o todo ello junto.
Por eso digo que es un cocktail arriesgado, porque si a eso le añadimos que suelen ser inquietos motrizmente, son personas que viven constantemente en estado de activación y de estrés interno o de ansiedad y eso les hace tener muy poco control sobre ellos mismos.
Si son acelerados es que viven constantemente apresurados, si son impulsivos es que no se paran a considerar frecuentemente las consecuencias de sus actos y luego no pueden dar marcha atrás, si son impacientes es que no pueden esperar el turno y el momento de las cosas y las quieren ya! Y si no pueden estarse quietos casi nunca es que no tienen tiempo para reflexionar y relajarse.
Todo ello más tarde o más temprano les lleva a lo referido en el primero de los párrafos.
Suelen ser inteligentes en varias áreas y saben cómo sacarle partido a la vida pero a menudo no se lo sacan porque se ven envueltos en complicaciones. En lo que suelen coincidir todos ellos es que su inteligencia emocional está muy por debajo de la media.
Por ello, entre otras cosas, necesitan hacer las cosas un poco más despacio o reducir su ritmo de vida, pararse a pensar de vez en cuando antes de tomar decisiones de mediana o gran importancia, aprender a esperar o entrenar su paciencia y aprender a estarse quietos algunos ratos o momentos en vez de andar siempre con el motor en marcha, al ralentí.
Todo ello es francamente difícil de cambiar pero no es imposible y una vez que experimentan una feliz evolución o cambio son ellos los primeros en darse cuenta del alivio y pelear por ello. Aunque también hay que decirlo, tardan mucho en darse cuenta de que han de cambiar porque siempre creen estar en lo correcto y los demás equivocados. Y algunos llegan tarde para cambiar y por lo tanto no tienen vuelta atrás.