Los purèpechas, en el oeste de Mèxico, fueron un imperio que sobreviviò a la conquista màs que los aztecas.Ucupaban, lo que hoy es el estado de Michoacàn,que topa con oceano Pacìfico.Las los españoles los llamaron tarascos.

En la regiòn Purèpecha, se encuentras varios lagos, el mayor de ellos el Lago de Patzcuaro, de 7,000 hectareas, el cual tiene siete lagos, entre los cuales destaca Janitzio.

El 2 de noviembre de cada año, por siglos, los purèpechas dedican este dìa a sus muertos, y para ellos es el dìa màs importante del año.En Patzcuaro, se confunden la costumbres cristianas con las indìgenas, y muestran una de las bellas imagenes que se puedeen encontrar en Mèxico.

Un dìa como hoy, 1 de mayo, mientras nosotros llevamos flores a nuestros muertos en los cementerios, los purèchas, estàn preparando todo lo necesario para agasajar a sus muertos que los visitan el 2 de diciembre.Las comidas preferidas de los difuntos, las bebidas, los cafès, los cigarrillos, todo debe quedar terminado antes de las siete de la noche.

A esas horas se tienen ya levantados los altares para los fieles difuntos, llenas de flor de Cempasuchitl, incienso, velas y figuras en papelillos de colores.

Pero si llegar a Patzcuaro esa noche es impresionante, màs lo es subir a trajineras que los conducen a la Isla de Janitcio, donde se encuentra el cementerio.

La llegada de la noche, la vista a lo lejos de luces de velas, y el olor a incienso y a flor de cempasuchitl, e ir al cementerio es un espactàculo de tal fuerza, que decenas de miles del extranjero y del paìs acompañan aquella ceremonia, màs bien la estorban.

Cada una de tumbas,esta ya totalmente arreglada. En ellas,cempasuchitl por todos lados, con el incienso que los acompañeràn todas las noches, las mujeres en su vestiamento indìgena, sentadas toda la noche, esperan a su difunto. Y allì tiene el difunto su gran banquete.  Guajolotes,pollo en moles, puerco,frijoles,chiles,tortillas,. dulces tìpico de su preferencia siempre acompañados por el mezcal, el tequila o la bebida preferida, con su vaso y todo. Por supuesto no puede faltar el cafecito y los cigarrillos que lo habìa hecho en vida tan felices.

Y la noche, hasta el amanecer se vuelve màgica.Entre la obscuridad total, resaltando las figura de aquella mujeres cuyos rostros impasibles,las velas, las flores y el festejo, pasan las horas y horas,como si el tiempo no se moviera esperando que el santodifunto llegara a compartir aquella noche con su mujer, sus hijas.

No lejos la inmensidad del Lago de Patcuaro y las trajineras que iban a la ciudad y regresban a la isla, y por el otro, a la distancia, las zonas montañosas ,verdes que apenas se distinguen, y medio la isla de Janitzio, hacen visible la delicadez y sabidurìa de aquellas culturas precolombinas que se resisten a morir.

Màgico…….