La película está clara. Causas las que hayan sido, provocación o no, el caso es que Biden ha unido a todo Occidente para acabar con Rusia y con el presidente Putín. Armamento de todo tipo, recursos materiales continuos, sanciones continuas, se mantendrán, a pesar de crisis económicas como las de Alemania, para derribar a Rusia como en 1991 acabaron con la URSS. Desde este momento hasta noviembre del 2024, elecciones en EE:UU y posible caída de Biden, los norteamericanos, desde la tranquilidad de su Despacho Oval, maneja los hilos en su beneficio, preparándose para el inevitable enfrentamiento con China.
Nada nuevo bajo el sol. Es la politica de la gran potencia desde sus orígenes. Sus huellas están por todo el mundo, donde la guerra y la reconstrucción alimentan a su economía de guerra, al Pentágono y a Wall Street.
Ahora , aunque nos moleste reconocerlo están manejando a Europa, nada menos que a Europa, hasta lograr su objetivo.
No hay negociación que valga.
Pero derrotar a Rusia y a Putin no es tarea fácil, mientras este país tenga abiertas las puertas para sus exportaciones e importaciones en Asia Central, en China, la India, Africa y América Latina.
Cuando uno volvió a ver a Biden caer al suelo, al tropezar anteayer en el presidium al querer salir, es cuando aparece el miedo de él.Sus 80 años y sus problemas de salud.
Biden sabe que siempre en la historia el pueblo norteamericano no ha dejado de apoyar a su presidente mientras está en guerra.
Pero si fuese Kamala Harris, reaccionarían igual.