Cuando Marco Polo estaba en 1250 en China con el Kublai Kan, nieto de Gengis Kan, descubrió muchas cosas, pero una de ellas no tenía ni idea de lo que significaría para aquella Gran Bretaña de Ricardo Corazón de León, derrotado por Saladino en Jerusalen.
“Hay unas piedras negras que dan calor” trasmitía en sus memorias, no escritas por él, aquel veneciano comerciante famoso.Siglos más tarde los Británicos encontraron el valor de aquellas piedras negras que daban calor, el CARBÓN , que le permitió a Watt en 1763, crear la máquina de vapor. Aquellas piedras negras calentaban el agua y con el vapor como fuente de energía saldría la máquina de vapor, los barcos de vapor, los ferrocarriles de vapor, antes que apareciesen, de la misma corteza de la tierra aquel petroleo y aquel gas.
Y allí empezó la Revolución Industrial.